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Vincent van Gogh

No puedo cambiar el hecho de que mis cuadros no se vendan. Pero llegará el momento en que la gente reconocerá que valen más que lo que cuestan unos botes de pintura - Vincent van Gogh Click to Tweet

Van Gogh visto por Van Gogh: algunos de sus autorretratos

Aunque la historia del arte está repleta de figuras célebres, muy pocos artistas logran –casi siempre de forma póstuma- tal estatus de celebridad que su fama trasciende más allá de su campo de creación. Al igual que aquellos que jamás han mostrado interés por la música conocen a Mozart, Beethoven o a Bob Dylan, incluso aquellos totalmente ajenos al mundo de la pintura conocerán a Leonardo da Vinci, a Pablo Picasso… o a Vincent van Gogh.

La causa de esta colosal atracción hacia Vincent van Gogh responde probablemente a un doble motivo: lo fascinante y compleja que resulta su obra pictórica, que influyó de forma decisiva en las vanguardias del siglo XX como el fauvismo o el expresionismo; y lo tortuoso y trágico de su vida personal, en la que aparece la enfermedad mental, la automutilación, y una larga historia de desprecio por parte de la crítica, solo para pasar a ser extremadamente apreciado poco después de su muerte. «Su vida fue un continuo infortunio«, escribió Ingo F. Walther en su excelente biografía del artista. «Fracasó en todo lo que la sociedad de su época consideraba importante (…) Pero como pintor encontró un sistema de introducir un orden, el suyo propio, frente al caos de la realidad. Su arte fue el instrumento regulador en un mundo, contra un mundo, en el que evidentemente no encajaba» (Ingo F. Walther, «Vincent van Gogh», 1990). Van Gogh, el héroe trágico del arte occidental, regaló un lenguaje pictórico completamente nuevo a una sociedad que, para su desgracia, todavía no estaba preparada para entenderlo.

El Van Gogh “oscuro”: los comienzos en Holanda

“Aunque a menudo estoy en las profundidades de la miseria, todavía hay calma, armonía y música dentro de mí.”

Vincent van Gogh, 1882

Vincent van Gogh nació en 1853 en Zuenen, al sur de los Países Bajos. Siendo un adolescente se traslada a La Haya, donde realiza sus primeros dibujos. En un viaje a París, en 1875, conoce la obra de Millet y otros pintores del siglo XIX, enamorándose definitivamente del arte.

Tras una breve estancia en Etten, de donde se vio obligado a huir tras un fallido romance con una de sus primas, llega a La Haya, donde tampoco permanece demasiado tiempo por motivos ajenos a la pintura. En La Haya pinta  “Azoteas, vista desde el Atelier La Haya”, acuarela que destaca por su marcado uso de la perspectiva.

Van Gogh en Holanda: “Azoteas, vista desde el Atelier La Haya”, 1882. Acuarela, 33 x 55 cm. Colección Sammlung G. Renand ·· “Los comedores de patatas”, 1885. Óleo sobre lienzo, 82 x 114 cm. Museo van Gogh, Ámsterdam.

A finales de 1883 viaja a la casa paterna en Nuenen, donde consigue una cierta estabilidad. Las obras de Van Gogh en La Haya muestran una visión pesimista, casi trágica, de la vida campesina, posiblemente influenciada por las obras de Millet que Van Gogh había visto en París la década anterior. Esto es apreciable en “Los comedores de patatas”, su obra más notable de este periodo, y a menudo considerada la primera obra maestra de Van Gogh.

Van Gogh en París: impresionismo y japonaiserie

“En Amberes ni siquiera sabía lo que eran los impresionistas, ahora los he visto y aunque no pertenezco a ese grupo, he admirado mucho ciertos cuadros impresionistas: las figuras desnudas de Degas, los paisajes de Claude Monet”

Vincent van Gogh, 1886

Tras un breve paso por Amberes, donde estudia modelos en la Real Academia, Van Gogh llega a París a comienzos de 1886. En la capital francesa reside junto a su hermano y marchante Theo, figura de enorme importancia en su vida. En Montmarte, entonces epicentro de la vida artística y bohemia, conoce a artistas como Toulose-Lautrec o Gauguin. Las pinturas de los impresionistas y postimpresionistas tuvieron una gran influencia en las obras de Van Gogh, quien cambió su paleta oscura típica de sus pinturas de Nuenen por una más alegre, empleando colores complementarios. Tan relevante como la influencia impresionista fue el contacto con obras de artistas japoneses como Hokusai o Hiroshige, cuyas obras Van Gogh incluiría a menudo en sus propias pinturas, como es apreciable en su “Retrato de Père Tanguy” (1887). El propio Van Gogh llegó a escribir, en una carta a su hermano, que “todo mi arte está en cierto sentido basado en el arte japonés”.

El fuerte carácter de Vincent lo llevó a discutir varias veces con Theo. Durante los escasos dos años que el artista pasó en París, ambos se pelearían y se reconciliarían varia veces. La “calma total” no llegó hasta finales de 1887, cuando Vincent se mudó a una casa en Asnières. No obstante, su salud se resentía, y Vincent decidió buscar una nueva residencia en el sur.

Van Gogh en París: “»La Guinguette» en Montmarte”, 1886. Óleo sobre lienzo, 49 x 64 cm. Musée d’Orsay, París ·· “Retrato de Père Tanguy”, 1887. Óleo sobre lienzo, 65 x 51 cm. Museo Rodin, París.

La madurez artística: Arles

“No trabajo sólo para mí, creo en la necesidad absoluta de un nuevo arte del color, del diseño, y de vida artística.”

Vincent van Gogh, 1888

En Arles, en el corazón de la Provenza, Van Gogh encuentra el lugar apropiado para hacer uso de los colores que había admirado en las obras de los postimpresionistas y, sobre todo, de los artistas japoneses. Aquí, Van Gogh logra «la creación de un lenguaje emocional a base de color» (Tonia Raquejo, «Van Gogh», 1993). Trabaja intensamente, llegando a completar 200 pinturas en menos de dos años, creando un notable corpus de obras que abarcan desde paisajes de clara influencia japonesa (“Melocotonero en flor”), retratos (“Zuavo sentado”), y naturalezas muertas, donde destaca su serie de “Los girasoles”, por los que Van Gogh se sentía fascinado.

Entre octubre y diciembre de 1888, Paul Gauguin reside con Vincent van Gogh en Arles. Los dos meses que los artistas pasaron juntos suponen uno de los momentos más interesantes, misteriosos, y a la vez famosos y malinterpretados de toda la historia del arte. Un complejo entramado de admiración mutua, envidias y choque de personalidades que culminaron con el corte de la oreja de Van Gogh, poco antes de las navidades de 1888. Pese a que durante mucho tiempo se dio por sentado que fue el propio Vincent quien se automutiló, recientes estudios no descartan que fuera Gauguin (quien huyó de Arles poco después) quien agredió a Vincent.

Van Gogh en Arles: “Los girasoles”, 1888. Óleo sobre lienzo, 93 x 73 cm. Londres, National Gallery ·· La habitación del artista en Arles”, 1888. Óleo sobre lienzo, 72 x 90 cm, Art Institute of Chicago.

Sea como fuera, la salud mental de Van Gogh se vio muy afectada por este incidente. Tras recuperarse físicamente en el hospital de Arles, Van Gogh ingresa en el hospital mental de Saint-Paul-de-Mausole, en el antiguo monasterio de Saint-Rémy.

Una ventana a las estrellas: Saint-Remy

“Estoy trabajando como un verdadero poseso, ahora más que nunca estoy en una furia ciega de trabajo.”

Vincent van Gogh, 1889

En el sanatorio de Saint-Rémy, Van Gogh disponía de una habitación y tiempo (mucho tiempo) para pintar, aunque sus visitas al exterior estaban limitadas. Realiza varias vistas del jardín del sanatorio (destacando su sensacional “Lirios”), y reinterpretaciones de cuadros de maestros, especialmente de su admirado Millet. Pero sin duda la obra más célebre de este periodo –y posiblemente la pintura más famosa de toda su carrera- es “La noche estrellada”, una obra a menudo asociada con la locura del artista, pero que en realidad está má cerca de ser un estudio casi expresionista de lo que el propio Van Gogh contemplaba desde su habitación del sanatorio.

Van Gogh en Saint-Remy: “La noche estrellada”, 1889. Óleo sobre lienzo, 73.7 x 92 cm. MoMA, Nueva York ·· “Los Lirios”, 1889. Óleo sobre lienzo, 71 x 93 cm. Museo Getty, Malibú.

Auvers: el final

“La tristeza durará para siempre.”

Últimas palabras de Vincent van Gogh a su hermano Theo, 1890

Tras su paso por el sanatorio de Saint-Paul, Van Gogh viaja a Auvers-sur-Oise, en los alrededores de París, para estar cerca de su hermano Theo. Debido a sus antecedentes de salud mental, está bajo supervisión del Doctor Gachet, médico homeópata encargado de tratar a Vincent. A pesar del aprecio que Vincent sentía por el doctor (de quien pintó dos retratos, uno de los cuales fue en su momento la pintura más cara jamás vendida), parece claro que el tratamiento de Gachet no era efectivo, y el propio Vincent definó al doctor como “más enfermo que yo mismo, creo, o casi igual”.

Al igual que en Arles, en Auvers Van Gogh trabaja de forma obsesiva, completando a veces varios lienzos en una semana. Su pincelada se hace aún más vigorosa, llegando a crear composiciones casi abstractas (como en su “Raíces de árbol”). A finales de la primavera y comienzos de verano de 1890 realiza sus pinturas de campos de trigo, campos que definió como de “tristeza y soledad extrema”

Van Gogh en Arles: “Retrato del Doctor Gachet”, 1890. Óleo sobre lienzo, 93 x 73 cm. Colección privada ·· “Trigal con cuervos”,  1890. Óleo sobre lienzo, 50.2 x 103 cm. Museo van Gogh, Ámsterdam,

El 27 de julio de 1890, Vincent van Gogh regresó herido de gravedad a la pensión Ravoux: una herida de bala en su pecho hizo que falleciera dos días después en brazos de su hermano Theo. La hipótesis más extendida es que fue el propio Vincent quien se disparó, incapaz de soportar más su sufrimiento mental. Fue enterrado en el cementerio de Auvers-sur-Oise, donde reposa junto a su hermano.

El legado de Van Gogh

Ampliamente ignorado durante su vida, tras la muerte de Vincent van Gogh su arte fue ganado fama de forma continua. En 1901, la mujer de Theo van Gogh organiza la primera retrospectiva del artista en París, y en 1913 se produce la primera exposición del artista en América. En 1987, uno de sus “Girasoles” pulverizó los records de cotización para una pintura, al ser subastada por casi 40 millones de dólares en Christie’s Londres. Van Gogh batiría su propio récord poco después, con sus “Lirios” logrando 53,9 millones, solo para ser superados por el “Retrato del Doctor Gachet”, adquirido por 82,5 millones de dólares en 1990, un siglo después del fallecimiento del artista.

G. Fernández · theartwolf.com

Obras Maestras de Vincent van Gogh

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