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La Colección Paul G. Allen en Christie’s: un hito en el mercado del arte

Paul Allen Collection Mix

Por G. Fernández · theartwolf.com · Textos referentes a la previa de la subasta escritos el 24 y 25 de octubre de 2022 · Actualizada el 09/11/2022 con los resultados de la subasta.

Con un valor conjunto por encima de los 1.000 millones de dólares, y con varias obras que podrían alcanzar precios por encima de los 100 millones, la subasta de la colección del cofundador de Microsoft Paul G. Allen (1953 – 2018) está llamada a hacer historia en el mercado del arte el 9 de noviembre de 2022. Tras presentar algunos adelantos de las obras que serían incluidas en la subasta, Christie’s publicó al fin, en la última semana de octubre, el catálogo online completo de la subasta, que, por supuesto, está repleto de “superestrellas”, pero que también destaca por no incluir varias de las obras maestras que Allen adquirió durante su vida (como un Monet comprado en 2016 por más de 80 millones de dólares), y que quizás sean incluidas en futuras subastas, o bien donadas a museos. Sea como sea, las obras incluidas hacen muy probable que se trate de la subasta de arte más valiosa de la historia, cuyos beneficios, de acuerdo a los deseos de Paul G. Allen, serán destinados a obras de filantropía.

La subasta fue un inmenso éxito, logrando un total de cerca de 1.500 millones de dólares, lo que supone -como se había previsto- un nuevo récord para una subasta de arte, y con gran diferencia sobre la siguiente. Cinco pinturas superaron los 100 millones de dólares, lideradas por los 149,2 millones de dólares pagados por la pequeña “Les Poseuses, Ensemble” de Seurat. Es destacable la actividad de los compradores asiáticos, que posiblemente adquirieron al menos 3 de estas pinturas “cienmillonarias”, incluyendo el mencionado Seurat.

Un Monte Rushmore del postimpresionismo: Cézanne, Van Gogh, Gauguin, Seurat

Paul Cezanne - Montagne Sainte-Victoire - Allen

Paul Cézanne es el pintor moderno más importante no llamado Pablo Picasso, y sus vistas de la Montagne Sainte-Victoire pueden considerarse, junto con sus célebres Jugadores de Cartas, como sus obras más ambiciosas y relevantes, siendo el más claro precedente del Cubismo, la vanguardia que revolucionaría el arte del siglo XX. Teniendo esto en mente, parece claro que «La montagne Sainte-Victoire« está destinada a salir victoriosa (perdón por el juego de palabras, no será el único ni posiblemente el peor de este artículo) de la subasta. Christie’s espera que la obra obtenga un precio por encima de los 100 millones de dólares, lo que iría en línea con los 100 millones de dólares pagados hace unos siete años por el Estado Qatarí por “La Montagne Sainte-Victoire vue du bosquet du Château Noir”. La versión que sale a subasta en Christie’s es desde luego una pintura notable, aunque lejos de la audacia casi cubista de versiones posteriores de este mismo tema. Curiosamente, la última vez que esta pintura fue vendida (año 2001, por unos 35,8 millones de dólares), Scott Schaefer, del Museo Getty, la describió como “una pintura de segunda categoría”, una descripción que, sin embargo, cae en un menosprecio algo exagerado. Con un precio de salida de 90 millones de dólares (!), la obra se remató por 137,8 millones de dólares tras una sucesión de pujas sorprendentemente rápida.

Georges Seurat - Les Poseuses Ensemble - 1888

La pintura que compite con el Cézanne por el extraoficial título de máxima estrella de la colección es «Les Poseuses, Ensemble«, la versión más pequeña (bastante más pequeña) de la famosa obra de Georges Seurat conservada en la Barnes Foundation de Filadelfia. Aunque Seurat no posee -por lo menos en el mercado del arte- una fama comparable a la de “Cézanne the man”, sí es, por supuesto, uno de los grandes innovadores del arte moderno, un pintor “hijo del positivismo decimonónico que ambiciona extender los métodos científicos a todos los ámbitos de la actividad humana (…) y por supuesto a las artes visuales” (Manuel López Blázquez: “Seurat”, 1995). Y, lo que es igual de relevante para el mercado del arte, sus obras importantes muy rara vez aparecen en el mercado, siendo esta pintura la más importante que sale a subasta desde que “Paysage, l’Ile de la Grande Jatte” se remató por 35 millones de dólares en la subasta de la colección Mr. and Mrs. John Hay Whitney en 1999. Curiosamente, en dicha subasta el precio del Seurat fue en parte oscurecido por el obtenido por una obra de Cézanne, que alcanzó los 60,5 millones de dólares. ¿Precedente para esta subasta? No lo parece. A favor de “Les Poseuses, Ensemble” juega el hecho de que no se trata de un boceto, sino de una obra completa, aunque de tamaño (39.3 x 50 cm.) muy inferior al de la célebre pintura de Filadelfia. Christie’s ha igualado su valoración a la del Cézanne, y espera que la pintura supere también los 100 millones de dólares. ¿Optimista? Posiblemente. ¿Justificado por la importancia del artista y la escasez de sus obras maestras en manos privadas? Pues también. Con un precio de salida de 75 millones de dólares, la pintura se remató por unos increíbles 149,2 millones de dólares tras una interminable sucesión de pujas. La ganadora, por cierto, fue hecha por un comprador asiático, posiblemente de China. El precio es, obviamente, un récord para el artista.

Vincent van Gogh - Verger avec cypres - 1888

Van Gogh. Querido Vincent, ¿qué mega-subasta de arte está completa sin una pintura tuya? Ninguna, y la Colección Allen tiene resuelto este problema. Pintada en 1888, “Verger avec cyprès” de Vincent van Gogh es una verdadera belleza, posiblemente el más atractivo de todos los paisajes de la superestrella holandesa que hayan salido al mercado desde que “Paysage sous un ciel mouvementé” (1889) fuese subastado por 54 millones de dólares en 2015.  La pintura pertenece a una serie de representaciones de huertos en flor, de clara inspiración japonesa, pintadas por Van Gogh en Arles en la primavera de 1888, y -pese a que no es la única de estas pinturas en manos privadas- sí es una de las más logradas. Ingo F. Walther, cuya biografía de Van Gogh es de lectura obligada para cualquier amante del arte, afirma que en estos huertos en flor “la fórmula de Baudelaire de lo poético en lo histórico, lo eterno en lo efímero, aparece invertida. Van Gogh busca lo efímero en lo eterno, busca en la realidad el momento que haga plausible su visión de una vida mejor, su proyección de Japón. El instante debe hacer realidad aquello que la imaginación ha proyectado con pasión”. Menos importante que el Cézanne, menos “exclusivo” que el Seurat, la pintura es no obstante un buen Van Gogh, y todo buen Van Gogh puede alcanzar los 100 millones de dólares si la subasta mantiene el ritmo adecuado. Con un precio de salida de 80 millones de dólares, el Van Gogh se vendió por 117,2 millones de dólares, posiblemente también a un comprador asiático.

Paul Gauguin - Maternite II - 1899

Completa el cuarteto de ases del postimpresionismo Paul Gauguin, representado en la subasta por “Maternité II”, una pintura que ha pasado por algunas de las más importantes colecciones de arte moderno de las últimas décadas, incluyendo las de David Rockefefeller, Barbara Piasecka Johnson y, por supuesto, Paul Allen. La última vez que la pintura salió a subasta -en 2004- logró 39,2 millones de dólares, por debajo de su estimación de entre 40 y 50 millones. Es, sin duda, un Gauguin importante, desde luego no al nivel del “Nafea faa ipoipo?” que Qatar adquirió por 210 millones de dólares hace unos años, pero sí el más importante que aparece en subasta pública desde que “L’homme à la hache” se subastase por 40,3 millones de dólares en 2006. Pese a que su valoración no ha sido hecho pública, algunas fuentes apuntan a una cifra en torno a los 90 millones de dólares. Gauguin es un artista cuyas obras parecen realmente complicadas de valorar. Recordemos, por ejemplo, las cifras tan distintas sugeridas para el “Mata Mua” de la colección Thyssen, o el caso de “Otahi”, adquirida por Dmitry Rybolovlev por 120 millones de dólares, y revendida posteriormente por apenas 50 millones. Con un precio de salida de 70 millones de dólares, la obra se vendió por 105,7 millones de dólares.

El calmado Signac, el más calmado Monet, el incluso aún más calmado Klimt

Paul Signac - Concarneau calme du matin - 1891

Pese a que las cuatro obras mencionadas anteriormente merecían comentarse en un capítulo independiente por sus muy altas estimaciones de preventa, no son las únicas obras maestras postimpresionistas que se ofrecen en la subasta. En concreto, “Concarneau, calme du matin (Opus no. 219, larghetto)” de Paul Signac es una maravilla pictórica. Forma parte de un grupo de cinco pinturas conocidas colectivamente como “La Mer: Les Barques (Concarneau)”, de enorme importancia en la carrera del artista, y, con una estimación de preventa de entre 28 y 35 millones de dólares, aspira a recuperar el trono como la pintura más cara de Signac, título que obtuvo en 1998 cuando fue subastada por 4,4 millones de dólares (recuerdo ver el resultado de la venta entonces en una revista de Galería Antiquaria, donde la obra se presentaba con el título de “Calme du matin, Concarneau”, que por algún motivo suena más poético). Esta hermosa pintura se vendió por 39,3 millones de dólares, un nuevo récord de subasta para Signac.

Quien compre el Signac estará, por tanto, adquiriendo una de las más bellas e importantes obras de su autor. No será el caso, en mi opinión, de quien se lleve “Waterloo Bridge, soleil voilé”, pintada por Claude Monet entre 1899 y 1903. Es, por supuesto, una buena pintura, pero ni de lejos alcanza el nivel de otras obras de Monet de la colección Allen que, por algún motivo, no han sido incluidas en la subasta (“Nympheas”, “Meules”… la lista y motivos de exclusión darían para un ensayo independiente). Esta pintura fue subastada en 1997 por 8,2 millones de dólares, un precio muy notable para un Monet entonces, y aunque su estimación no ha sido publicada, algunas fuentes la sitúan por encima de los 60 millones de dólares, bastante por encima de las comparables “Waterloo Bridge, effet de brume” (subastada en julio de este año por 30 millones de libras esterlinas) o “Waterloo Bridge, effet de brouillard”, (subastada el año pasado por 48,5 millones de dólares). En esta subasta, “Waterloo Bridge, soleil voilé” se vendió a un comprador europeo por 64,5 millones de dólares.

Gustav Klimt - Birch Forest - 1903

La calma existente en el Signac y el Monet se eleva a una categoría etérea, casi mística, en “Bosque de abedules” una pintura que tiene todo lo que se le puede pedir a un gran paisaje de Gustav Klimt. La pintura formó parte de un grupo de cuatro pinturas de Klimt, procedentes de la colección de Adele y Ferdinand Bloch-Bauer, subastadas por Christie’s en 2006. La pintura logró entonces 40,3 millones de dólares, un precio eclipsado entonces por los 87,9 millones de dólares logrados por la segunda versión del retrato de Adele Bloch-Bauer. Alguna fuentes indican que en esta subasta la pintura podría superar los 90 millones de dólares, estableciendo un nuevo récord (sin tener en cuenta la inflación) para una obra del artista en subasta, aunque querdaría lejos de los precios alcanzados en ventas privadas por las dos versiones del retrato de Adele Bloch-Bauer o la segunda versión de “Serpientes de agua”. La pintura se remató por 104,5 millones de dólares, posiblemente a un comprador asiático.

La no tan magnífica Magnificat

Si al hablar del Seurat indicamos que la casi total ausencia de obras maestras del artista en manos privadas es un factor importante a la hora de apoyar la estimación (extraoficial) de más de 100 millones de dólares, este factor se debería elevar hasta niveles extremos en el caso de la “Virgen del Magnificat” de Sandro Botticelli.

Sandro Botticelli - Madonna of the Magnificat - ex-Paul Allen

Sandro Botticelli es, por supuesto, uno de los grandes genios del Renacimiento italiano, con el atractivo añadido de que –al contrario de lo que ocurre con autores como Masaccio o Piero della Francesca- varias de sus obras (“La Primavera”, “El Nacimiento de Venus”) han pasado a formar parte de la cultura pop contemporánea, llevando la fama de su autor al público no familiarizado con la historia del arte. Y, pese al encomiable esfuerzo por parte de Sotheby’s de calificar de “obra maestra” el retrato de joven subastado hace algo menos de dos años, lo cierto es que las posibilidades de adquirir alguna de sus obras maestras pueden considerarse nulas, teniendo en cuenta que el tondo perteneciente al príncipe de Liechtenstein tiene muy escasas posibilidades salir al mercado, y que la cuarta versión de la historia del Nastagio degli Onesti se atribuye en su mayor parte a un seguidor. Por ello, y pese a la importancia e innegable atractivo del cuarteto de ases postimpresionistas vistos anteriormente, este tondo, versión de menor tamaño de la célebre obra que se expone en los Uffizi, debería considerarse –a priori- como la obra más deseable e importante de la colección Allen, con una estimación de preventa muy por encima de los 100 millones de dólares.

Sin embargo, la mayoría de las fuentes consultadas indican a que la estimación “extraoficial” de esta pintura se sitúa en torno a los 40 millones de dólares, una cifra que resulta en principio confusa, teniendo en cuenta que en enero de este año “Cristo de los dolores”, un Botticelli mucho menor en importancia, complejidad y atractivo alcanzó los 45 millones de dólares, y que el ya mencionado retrato de joven superó los 90 millones de dólares en 2021. El motivo es, como no resulta difícil de intuir, las dudas sobre la atribución de esta pintura a Botticelli, a su taller, o –como sugiere Christie’s- a una colaboración entre ambos.

El catálogo de Christie’s indica que “A finales de la década de 1480, Botticelli dirigía un taller próspero, exitoso y extremadamente ocupado, de modo que la mayoría de las obras que producía eran, inevitablemente, ejecutadas con cierto grado de colaboración. Tal es probablemente el caso de este cuadro: Nicholas Penny, Laurence Kanter y Christopher Daly, que conocen el cuadro de primera mano, y Carl Strehlke, que ha estudiado fotografías e imágenes técnicas, consideran que las partes principales, como las figuras de la Virgen y el Niño, fueron ejecutadas por el propio Botticelli, y que algunos pasajes menores, como los paños de los ángeles, fueron trabajados con ayuda. Anteriormente, Federico Zeri y Ronald Lightbown habían coincidido en la atribución a Botticelli, y este último confirmó su opinión cuando se le consultó antes de la venta del cuadro a Paul G. Allen en 1999 (comunicación verbal con Patrick Matthiesen). La calidad superior del panel de Allen lo sitúa entre las mejores variantes de este tipo producidas por Botticelli en su taller a partir de la década de 1480.” La literatura recogida en el catálogo indica que tanto R.J.M. Olson (2015) como A. Cecchi (2005) atribuyen la pintura a Botticelli y taller, mientras que autores como D. Sutton y B.L. Brown parecen admitir la autoría total del maestro.

Sandro Botticelli - Madonna of the Magnificat - versions

Imagen: Detalle de la «Virgen del Magnificat», versión Allen (izquierda) y Uffizi (derecha)

Personalmente, recuerdo ver esta pintura en el catálogo de la Galería Matthiesen, junto con otras interesantes obras renacentistas, como la “Virgen y niño con racimo de uvas” atribuido a Fra Angelico, o una “Anunciación” atribuida a Gentile da Fabriano. En todos esos casos, se trataba de pinturas de evidente calidad (la primera de ellas llegó a estar atribuida a Masaccio), pero cuya autoría era, cuando menos, discutida. Sin haber visto la pintura en directo, no puedo, por supuesto, emitir ninguna opinión firme sobre esta “Virgen del Magnificat”, que juzgando por las fotografías parece una obra de calidad superior a la mayoría de pinturas atribuidas mayormente al taller de Botticelli. Pero este era también el caso de la pequeña y atractiva “Madonna Rockefeller”, que salió a subasta hace apenas una década y logró un precio apenas por encima de los 10 millones de dólares. Con un precio de salida de 28 millones de dólares, este atractivo pero problemático tondo se remató por 48,5 millones de dólares.

El Freud domésticado y el Johns salvaje

Prácticamente nadie tiene dudas de que “Large Interior, W11 (after Watteau)” batirá el récord de cotización para una pintura de Lucian Freud (algo que ya hizo en el pasado, cuando fue subastada en 1998), y Christie’s hace referencia en el catálogo de la obra a un artículo de “The Times” en el que esta pintura se describe como “la más importante obra maestra de Lucian Freud”. Y, sin embargo, en mi subjetiva y por supuesto discutible opinión, veo más “Freud” en obras como “Benefits Supervisor Resting” o “Benefits Supervisor Sleeping” (por citar obras subastadas en tiempos relativamente recientes) que en esta pintura, el Freud magnum, el Freud que puedes enseñar a tus hijos, el Freud que –previsiblemente- batirá todos los récords, pero que carece de la descarnada rabia de obras como los dos desnudos anteriormente mencionados. La pintura se remató por 86,3 millones de dólares, por supuesto un récord para el artista.

Pintada en 1960, “Small False Start” es la versión de menor tamaño (al igual que en el caso del Seurat, de bastante menor tamaño) de la obra de Jasper Johns vendida por David Geffen a Anne y Kenneth Griffin por 80 millones de dólares en 2006. Christie’s –que define esta pintura como “un caleidoscopio de color, medio, proceso y significado”- parece situar la importancia de esta pintura al nivel del de su “hermana mayor”, indicando en el catálogo que “sólo con obras como ‘False Start’, ‘Jubilee’ y, sobre todo, ‘Small False Start’, podemos hacernos una idea clara de lo que Johns intenta conseguir. Sólo al liberar tanto las palabras como los colores que deletrean de sus funciones literales y conceptuales obtenemos una verdadera representación de la abstracción y, por consiguiente, una verdadera libertad de las cualidades representativas del arte”. Con una estimación de preventa de entre 45 y 65 millones de dólares, la pintura servirá además para calibrar el valor de las grandes pinturas de Johns en manos privadas. Small False Start” se vendió por 55,4 millones de dólares.

Las vedutas

Joseph Mallord William Turner - Depositing of John Bellinis Three Pictures - Venice - 1841

En su faceta de coleccionista, Paul Allen demostró un especial interés por la pintura de paisaje, y ninguna colección de paisajes está completa sin una pintura de J.M.W. Turner, quizás el más importante paisajista de la historia de la pintura occidental. La colección Allen tiene este problema resuelto con una de las vistas venecianas del artista, “Depositing of John Bellini’s Three Pictures in La Chiesa Redentore, Venice”. Pintada en 1841, pertenece al último periodo de la carrera del artista, en el que, como indica el catálogo de Christie’s, “los intereses de Turner se dirigieron a la obra de Canaletto, el más grande de todos los vedutisti. Al igual que Canaletto, el artista inglés puede haberse sentido atraído por Venecia porque, en palabras de Ian Warrell, ‘Venecia ofrecía un material de partida sin parangón a un topógrafo de talento apasionado por la luz y el agua’ (op. cit., p. 14). Sin embargo, en manos de Turner, las vistas de Venecia de Canaletto, rígidamente estructuradas, están tomadas desde un ángulo inferior, lo que a su vez permitió al artista deleitarse con el juego efímero de la luz y los reflejos”. La pintura tiene un precio estimado de entre 28 y 35 millones de dólares, reflejando que, pese a que es una obra interesante, no está entre las más destacadas del artista. Sin ir más lejos, resulta menos atractiva que “Giudecca, La Donna Della Salute and San Giorgio”, subastada en 2006 por algo más de 35 millones de dólares. Resulta en cierto modo difícil de entender por qué Paul Allen prefirió este Turner a otros que aparecieron en el mercado durante su periodo de coleccionismo, en un abanico de precios que van desde el magnífico “Rome Modern – Campo Vaccino” (una de las pinturas más importantes subastadas en lo que llevamos de siglo, adquirida por el Museo Getty por 29,7 millones de libras en 2010) o el criminalmente infravalorado “Fort Vimieux”, rematado por apenas 2,5 millones de libras en 2004. Este Turner se vendió por 33,6 millones de dólares.

Pintada en 1874, “Le Grand Canal à Venise”, es una obra plenamente impresionista del más directo precursor del impresionismo, Edouard Manet. Es una pintura atractiva, pero en absoluto una de las obras maestras del artista. No obstante, el número de obras maestras de Manet en manos privadas es tan escaso (tal vez solo “La Rue Mosnier aux paveurs” merezca ese título) que su estimación de preventa (entre 45 y 65 millones de dólares) parece justificada. Le Grand Canal à Venise” se remató por 51,9 millones de dólares.

Para presupuestos más “ajustados”, “Rio San Trovaso, Venise” es una atractiva pintura de Henri-Edmond Cross que tiene una valoración preventa de entre 2 y 3 millones de dólares. Y por supuesto, el más famoso entre los auténticos vedutistas, Canaletto, está representado en la subasta por “La plaza de San Marcos, Venecia, mirando al este hacia la basílica”, una pintura que sale con la muy razonable estimación de entre 5 y 7 millones de dólares, posiblemente debido a que la obra fue subastada hace apenas ocho años; y por “El Gran Canal de Venecia, mirando al sureste desde San Stae hasta las Fabbriche Nuove di Rialto”, que podría ser rematada por entre 2,5 y 3,5 millones de dólares. “La plaza de San Marcos, Venecia, mirando al este hacia la basílica” se vendió por 10,5 millones de dólares, y, sorprendentemente, el más “modesto” El Gran Canal de Venecia, mirando al sureste desde San Stae hasta las Fabbriche Nuove di Rialto” logró 11,8 millones de dólares.

Entre los éxitos menos esperados de la subasta, “Day Dream” de Andrew Wyeth se remató por 23,3 millones de dólares, frente a una estimación de preventa de entre 2 y 3 millones de dólares. La misma estimación poseía “The Flatiron” de Edward Steichen, que se remató por 11,8 millones de dólares.

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