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Paul Gauguin

«Copiar la naturaleza, ¿qué significa eso? ¡Seguir a los maestros! ¿Pero por qué hay que seguirlos? ¡La única razón por la que son maestros es porque no siguieron a nadie!»

Paul Gauguin

Paul Gauguin (1848-1903) es una de las figuras más fascinantes surgidas del movimiento impresionista, estilo que abandonaría muy pronto para desarrollar un estilo personal, a veces relacionado con el simbolismo, e imprescindible para entender las vanguardias del siglo XX, como el fauvismo y el expresionismo.

Imagen: Paul Gauguin: “Portrait de l’artiste au Christ jaune”, 1891. Óleo sobre lienzo, 38 x 46 cm. París, Musée d’Orsay

Como señaló acertadamente Raymond Cogniat, Gauguin, más joven que las principales figuras del impresionismo, no pudo participar en la formación del mismo, llegando «demasiado tarde ya para darle el sello de una nueva aportación personal«, viviendo el mismo «como un iniciación, no como un descubrimiento» (Raymond Cogniat, «Gauguin», 1947). Por otra parte, Gauguin, nacido en París en 1848, pasó varios años de su niñez en Perú, donde su madre reunió una pequeña colección de cerámicas precolombinas. Todo ello formó el caldo de cultivo ideal para que en Gauguin fuese madurando una atracción hacia la aventura, hacia los paisajes «exóticos» que marcarían su vida adulta, su arte de madurez, y -por lo tanto- la evolución de la pintura occidental.

Sin embargo, al contrario que otros artistas de su época, Gauguin no se inició en la pintura muy joven, sino con casi 25 años, en 1873, apenas un año antes de la Primera Exposición Impresionista. Las pinturas realizadas por Gauguin en la década de 1870 muestran una clara influencia de Pissarro, a quien admiraba. Como “conclusión” de esta primera etapa impresionista, Gauguin toma parte en las exposiciones impresionistas de 1881 y 1884. Tras esto, Gauguin atravesó una etapa de dificultades económicas. Viaja con su esposa, la danesa Mette-Sophie Gad, a Copenhague, aunque regresó junto con uno de sus hijos a París en 1885, mientras que su esposa permaneció en Dinamarca con el resto de la familia. Esta es la época en la que Gauguin realiza algunas de sus pinturas más importantes sobre la vida en la Bretaña, aunque el acontecimiento clave para su futura carrera fueron los viajes que llevó a cabo a Panamá y Martinica.

Aunque Gauguin solo permaneció unos meses en Martinica, donde pinta 11 obras, las cartas escritas durante este periodo manifiestan la emoción del artista hacia la naturaleza y la forma de vida “exótica”. «El amor de Gauguin por los países tropicales, esa pasión, fue una huida de la civilización. Pero también fue una búsqueda de aquella felicidad experimentada en sus años de infancia en Suramérica» (Ingo F. Walther, «Gauguin», 1989). Regresa a Francia y en 1888 se traslada a Arles a vivir con el también pintor Vincent van Gogh. Los nueve meses que los dos pintores pasaron viviendo juntos constituyen uno de los capítulos más intensos, debatidos y extraños de la historia de la pintura moderna, que terminaron con el célebre episodio de Van Gogh seccionando parte de su propia oreja (aunque estudios recientes indican que pudo ser el propio Gauguin quien la cortase) y Gauguin huyendo de Arles, a donde jamás regresó.

Paul Gauguin: “Bretonnes causant” (“La Danse des quatre Bretonnes”), 1891. Óleo sobre lienzo, 71,8 x 91,4 cm. Neue Pinakothek, Munich. Paul Gauguin: “D’où venons-nous? Que sommes-nous? Où allons-nous?”, 1897. Óleo sobre lienzo, 139.1 x 374.6 cm. Museum of Fine Arts, Boston.

En 1891, tras haber vendido gran parte de sus obras en el Hôtel Drouot de París, Gauguin viaja a Tahití, en busca de una redención artística, una búsqueda de lo primitivo y exótico que le ayudase a encontrar el camino por el cual podría “purificar” su arte. Sobre la etapa de Gauguin en el Pacífico, sin duda la más famosa y fascinante de su carrera, se ha escrito en theartwolf.com un ensayo completo, “Gauguin en los Trópicos”, por lo que no entraremos en detalles en esta breve biografía.

Hoy en día, la obra de Paul Gauguin, en especial la creada durante su etapa en Tahití y las Islas Marquesas, sigue resultando fascinante. La vida personal del artista, su relación con su familia y amigos, y sus hoy censurables relaciones con las jóvenes de Tahití, no hacen más que añadir fuego a esta fascinación. El mercado del arte también considera a Gauguin como uno de los artistas más cotizados, y en 2015, su “Nafea Faa Ipoipo” fue vendido a Qatar por un precio de entre 200 y 300 millones de dólares, una de las sumas más altas jamás pagadas por una pintura.

G. Fernández · theartwolf.com

Obras Maestras de Paul Gauguin

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