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Bruno Gironcoli. Prototipos para una nueva especie.

Bruno Gironcoli, Sin título, 1996

Bruno Gironcoli, «Sin título», 1996
Hierro, madera, plástico. 460 x 220 x 410 cm, Gironcoli Museum, Herberstein, © the Estate Bruno Gironcoli, Fotografía: Hans Christian Krass

Bruno Gironcoli. Prototipos para una nueva especie El Schirn Kunsthalle Frankfurt presenta ‘Bruno Gironcoli. Prototipos para una nueva especie «, una exposición que invita a la reflexión con extractos de la monumental obra tardía de Gironcoli. 14 de febrero al 12 de mayo de 2019.]]>

Fuente: Schirn Kunsthalle Frank¬furt

El artista austriaco Bruno Gironcoli está considerado como uno de los escultores más importantes de su generación. A comienzos de la década de los 60, Gironcoli mostró su voracidad inventiva al crear un conjunto de obras altamente idiosincrásicas y basadas en un lenguaje visual muy personal e individual. Creando grupos de trabajos innovadores, su estilo es inconfundible y sin embargo siempre sorprendente. Esculturas de alambre dan paso a formas de cuerpos huecos, objetos creados a base de poliéster y entornos artísticos desconcertantes. El trabajo de Gironcoli siempre se ha centrado en el individuo y sus abismos. El artista ha compartido sus preguntas existenciales y su pensamiento vanguardista políticamente motivado con otros artistas de la escena vienesa. Su estética de exorbitancia y opulencia ha inspirado a numerosos artistas más jóvenes, incluidos antiguos alumnos como Franz West, Hans Schabus o Ugo Rondinone.

En 1977, Gironcoli asumió la dirección de la escuela de escultura de la Academia de Bellas Artes de Viena. Por primera vez, comenzó a crear esculturas que llenaban o incluso desafiaban el espacio, gracias a la generosa situación del estudio. Como si se tratase de un teatro del mundo de los sueños (absurdos o surrealistas), estos gigantescos objetos parecen ser prototipos para una nueva especie, envueltos en brillantes y seductoras superficies de oro, plata y cobre. El Schirn presenta un total de seis de estas esculturas, tanto dentro como fuera de la rotonda. Extraños y sin embargo familiares, sus formas y piezas orgánicas surgen de una cultura cotidiana que a menudo está orientada hacia lo local: el espectador de pronto descubre que puede distinguir un barril de vino, una espiga de trigo o una vid. Después, Gironcoli organiza una extraña marcha de infantes o una imponente escultura con forma de hormiga. Sus magníficas e inquietantes obras nunca dejan de sorprender al público, como pastiches posmodernos.

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