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Caravaggio · La vocación de San Mateo

1599 – 1600 – Óleo sobre lienzo – San Luigi dei Francesi, Roma

Aunque la historia del Arte está llena de personalidades tormentosas, violentas e incluso autodestructivas, pocas resultan tan fascinantes como la de Michelangelo Merisi da Caravaggio (1571-1610), cuya fama como pintor solo rivalizaba con la de ser un peligroso y violento bebedor. Se dice que las cantinas de Roma temían al agresivo Caravaggio, tan hábil con el pincel como con el cuchillo

Pero Caravaggio fue además uno de los pintores más innovadores de la historia de la pintura occidental, hasta el punto de que se le considera el padre de la pintura barroca. El chiaroscuro de Caravaggio llegó a ser tan famoso que muchos jóvenes artistas comenzaron a imitar sus obras. Además, Caravaggio puede ser considerado como la más directa influencia para artistas posteriores como Rembrandt o Velázquez.

“La vocación de San Mateo” es la primera de las tres grandes obras que Caravaggio creó para la Capilla Contarelli en Roma, un importante encargo obtenido gracias a la intervención de su mecenas, el Cardenal Francesco Del Monte. Se trata de una obra extraordinaria, una quintaesencia de la pintura barroca. Como comentó Giulio Carlo Argan en 1976, todo aquí ocurre en un «instante de luz», una luz que parece acompañar a la figura de Cristo. Pero, paradójicamente, esta luz parece centrarse sobre todo en la figura del joven bribón en el centro de la mesa (y de la composición), como si esa figura fuese realmente el protagonista de la escena

Texto: G. Fernández, theartwolf.com

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La vocación de San Mateo