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Édouard Manet

Yo pintaba el París moderno mientras tú seguías pintando atletas griegos - Édouard Manet, a Edgar Degas Click to Tweet

Pocos artistas consiguen cambiar la historia del arte, y menos aún en tan solo un año. Eso fue lo que Manet logró en 1863. Con su “Le déjeuner sur l’herbe” (pintada en 1863 y presentada en el Salon des Refusés de ese mismo año) y su “Olympia” (presentada dos años después pero también pintada en 1863), Manet se rebeló contra los cánones de la pintura académica, animando a un grupo de jóvenes pintores a buscar nuevos caminos en la pintura, que desembocarían en la aparición del movimiento impresionista.

Imagen: Édouard Manet: “Autorretrato con paleta”, 1879. Óleo sobre lienzo, 83 x 67 cm. Colección particular.

En efecto, fue tal la influencia de Manet en los pintores impresionistas que su nombre aparece inevitablemente asociado a ellos. No obstante, Manet nunca se consideró un impresionista y, a diferencia de ellos, durante toda su carrera es apreciable un interés por la tradición pictórica precedente. «Los impresionistas, en fin, compartían una clara voluntad de ruptura con una tradición que creían agotada (…), mientras Manet pretendía fundar la modernidad pictórica en esa tradición, renovándola y rehabilitándola» (J.M. Faerna García-Bermejo, «Manet», 1994).

Édouard Manet nació en París en 1832, en el seno de una familia acaudalada. Comenzó su formación como dibujante a los trece años y, tras no ser admitido en el Ejército francés, decidió dedicarse por completo al arte. La buena posición económica de su familia permitió a Manet visitar muchos de los principales museos europeos, entre ellos el Museo del Prado, donde conocería la obra de Velázquez y Goya. La influencia de estos maestros es evidente en sus primeras obras, como “El bebedor de absenta” (1859, Ny Carlsberg Glyptotek) y sobre todo “El cantante español” (1860, Metropolitan Museum of Art, Nueva York)

En “La música en las Tullerías” (1862, National Gallery, Londres), Manet realiza su primera oda al París moderno. Es una pintura donde Manet prefiere conservar la vivacidad de los bocetos y los dibujos frente a la precisión tradicionalmente atribuida a la pintura al óleo. Pero fue “Le Déjeuner sur l’herbe (Almuerzo sobre la hierba)” (1863, Museo de Orsay, París) la obra que provocó la primera polémica sobre Manet, tras su exposición en el Salon des Refusés de 1863. Es una engañosa pintura pastoral, donde la luz ambiental propia de una escena de exteriores es sustituida por una luz uniforme, de estudio; y pese a que la pintura no es en absoluto explícita, la mujer desnuda mirando directamente al espectador -junto a dos hombres completamente vestidos que parecen ignorarla- provocó el escándalo de los asistentes al Salón.

Édouard Manet: “Le Déjeuner sur l’herbe (Almuerzo sobre la hierba)”, 1863. Óleo sobre lienzo, 208 × 264.5 cm. Museo de Orsay, París ·· Édouard Manet: “Olympia”, 1863. Óleo sobre lienzo, 130.5 × 190 cm Museo de Orsay, París.

Pero en lo relativo a la polémica y al escándalo, la obra anterior no puede compararse con “Olympia” (1863, Museo de Orsay, París) presentada en el Salón de París en 1865, provocando la ira del público. “¿Qué es esta Odalisca de vientre amarillo, esta vil modelo recogida quién sabe dónde, y que representa a Olympia?”, escribió un crítico. El periodista Antonin Proust comentó más tarde que “si el lienzo del Olympia no fue destruido, fue sólo gracias a las precauciones que tomó la dirección del Salón”.

Tras el escándalo provocado por estas dos obras, Manet se convirtió en un referente para los jóvenes pintores que formarían el movimiento impresionista, como Monet, Morisot. Incluso tuvo una estudiante formal, la talentosa Eva Gonzalès. Sin embargo, pese a que Manet ayudó a varios de estos artistas, nunca quiso asociar su nombre al movimiento impresionista, ya que anhelaba un reconocimiento por parte de los académicos que entendría que jamás lograrían los impresionistas.

«La primera impresión que produce un lienzo de Édouard Manet es de una determinada dureza. No estamos acostumbrados a ver versiones de la realidad tan simples y sinceras«

Emile Zola, 1967

El interés de Manet por el París moderno logra una de sus máximas cotas en “El ferrocarril” (1873, National Gallery of Art, Washington). La obra fue ridiculizada por los críticos, pero 25 años después de ser creada fue vendida al coleccionista americano Henry Osborne Havemeyer por la exorbitante cifra de 100.000 francos. Durante la década de 1870, animado por Morisot, practica la pintura al aire libre, como es apreciable en “La Rue Mosnier con banderas”, tal vez la más impresionista de todas sus pinturas (1878, Museo Getty)

Édouard Manet: “Le chemin de fer (El ferrocarril)”, 1873. Óleo sobre lienzo, 93.3 x 111.5 cm. National Gallery of Art, Washington ·· Édouard Manet: “Un Bar aux Folies-Bergère”, 1882. Óleo sobre lienzo, 96 x 130 cm. Courtauld Gallery, Londres.

A finales de la década de 1870 Manet empieza a tener serios problemas de salud, provocados por la sífilis, que le provocan fuertes dolores y limitan sus movimientos. En 1882 pinta “Un Bar en el Folies-Bergère”, su última gran obra maestra (Courtauld Gallery, Londres), con un extraño uso de la perspectiva que sigue provocando debate hoy en día. En abril de 1883, pocos días después de sufrir la amputación de un pie debido a una gangrena, fallece en París, siendo enterrado en el Cementerio de Passy.

G. Fernández · theartwolf.com

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