Henry Moore
Junto a Constantini Brancusi y Alberto Giacometti, Henry Moore (1898-1986) es la figura más destacada de la escultura europea del siglo XX. Hijo de un ingeniero de minas, y creado en una de las zonas más industrializadas de Gran Bretaña, Moore desarrolló un dominio excepcional sobre el bronce y el mármol, lo que le permitió desarrollar un universo de formas y volúmenes que, desde la figuración hasta la abstracción, constituyen uno de los legados artísticos más importantes del pasado siglo.
Imagen: Henry Moore en su estudio en Inglaterra, 1975. Fotografía de Allan Warren.
Durante su carrera, Henry Moore «huyó de especulaciones intelectuales para concentrarse en los modelos que le ofrecía la vida, seducido por una forma de vitalismo que tomó su temática principal de la familia, de la madre y el hijo, o de una figura aislada reclinada» (Michel Conill Lacoste, «Escultura del siglo XX», 1984). Aunque es evidentemente célebre por sus esculturas (especialmente por aquellas de escala monumental) Resulta muy destacable la importancia que Moore concedió al dibujo, en ocasiones un medio para preparar sus grandes esculturas y en otras un fin en sí mismo, como los creados durante los bombardeos de Londres durante la Segunda Guerra Mundial.
Henry Moore nació en Castleford, West Yorkshire (Inglaterra) el 30 de julio de 1898. Pasó su infancia y juventud en un ambiente claramente industrial, lo que quizás ayudó a formar su temprana afición por la modelación de formas. De hecho, Moore se inició en la escultura a los 11 años, tras estudiar la obra de Miguel Ángel. Tras la Primera Guerra Mundial, donde fue herido en la Batalla de Cambrai, Moore ingresó en la Royal College of Art de Londres, donde comenzó su producción escultórica, influenciado por escultores como Epstein, Brancusi, o incluso el ya mencionado Miguel Ángel.
Durante la década de los 30, Moore formó parte de la Internacional Surrealist exhibition , movimiento que promovía la introducción del surrealismo en Gran Bretaña. De esta etapa data una de las composiciones más celebradas y recurridas de Henry Moore, sus ”Mother and child» (Madre e hijo).
La Segunda Guerra Mundial supuso un lapso en la obra de Henry Moore, quién renunció momentáneamente a su investigación escultórica y produjo varios dibujos de cómo la Guerra afectó a sus compatriotas. Moore formó parte de la Asociación Internacional de Artistas, movimiento de izquierdas formado por artistas e intelectuales contra el nazismo y el fascismo. Moore vivió en sus carnes los efectos de la Gran Guerra , ya que su casa en Hampstead recibió el impacto de una bomba. No para allí la protesta de Moore contra la guerra. De hecho, el escultor se mostró muy concienciado por la Guerra Civil española, hasta el punto de que la primera litografía que produjo, titulada Prisionero español , se vendió para recaudar fondos a favor de los republicanos españoles exiliados en Francia.
Tras la Guerra ,Henry Moore alcanzó por fin su cenit artístico y su reconocimiento internacional, que culminaron en encargos de prestigio tales como una escultura para el edificio de la UNESCO (1957) y de la Universidad de Chicago. No obstante, las obras que han dado a Moore más fama internacional son sus ”Reclining figure» (figuras yacientes), magistrales estudios de la figura humana, a distintas escalas y con distintos materiales. Muchas de estas Reclining figures , al igual que ocurre con otras muchas esculturas de grandes dimensiones de Moore, están pensadas para ser expuestas al aire libre, preferiblemente en medio de la naturaleza inglesa.
Henry Moore falleció el 31 de agosto de 1986, y fue enterrado en el Artist’s corner de la Catedral de San Pablo en Londres, al igual que otros artistas ingleses de primera categoría como Joseph Mallord William Turner.
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