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Joseph Mallord William Turner – Biografía, vida y obras

MAESTRO DE ATMÓSFERAS – William Turner.

Mi trabajo consiste en pintar lo que veo, no lo que sé que está allí

J.M.W. Turner

La popular confusión entre genialidad y locura es más patente que nunca en la biografía de Joseph Mallord William Turner (1775-1851). Pintor académico en sus principios, Turner fue lenta pero imparablemente evolucionando hacia un estilo libre, atmosférico , en ocasiones esbozando incluso la abstracción, que fue incomprendido y rechazado por unos críticos que llevaban décadas admirándolo. El aparente caos que llenaba las últimas obras de Turner fue atacado por considerarse la obra de un demente. Se dice que la mismísima Reina Victoria se negó a concederle la orden de caballero -honor otorgado a muchos pintores de menor categoría- porque consideraba que Turner estaba sencillamente loco.

Imagen: J.M.W. Turner: «Autorretrato», 1798-99. Óleo sobre lienzo. Tate Britain, Londres.

En cierto sentido, era bastante sencillo atribuir a Turner la etiqueta de demente, considerando su antecedente materno: su madre había pasado los últimos 4 años de su vida en un manicomio. El propio pintor alimentaba estas leyendas en sus últimos años, llevando una doble vida en el barrio de Chelsea, con una mujer llamada Sophia Boot, haciéndose pasar por un almirante retirado. Pero en realidad, este «caos demencial» presente en las pinturas de Turner responde a una compleja evolución artística en la que el pintor se adelanta varias décadas a cualquier otro artista de su generación. Por tanto, la incomprensión a la que Turner se vio sometido no es sorprendente.

Se cuenta que, durante una exposición, un pedazo de cielo de una obra de Turner cayó al suelo, a lo que el propio pintor quitó importancia argumentando que » lo único que importa es dar una impresión «. Es lógico pensar la sorpresa que causaría esta idea en la seria y pétrea Academia. También cuenta el escritor John Ruskin -íntimo amigo de William Turner- que un crítico recriminó a Turner que éste no pintara los ojos de buey de unos barcos en una de sus pinturas. Turner explicó al crítico que, en el momento en el que él había pintado el cuadro, los barcos se encontraban a contraluz y, por tanto, los ojos de buey no eran visibles. Contrariado, el crítico argumentó: » de acuerdo, pero sabe usted bien que los barcos tienen ojos de buey» . Entonces Turner respondió: » Sí, pero yo me dedico a pintar lo que veo, no lo que sé» . En efecto, la visión directa de los objetos y de los fenómenos atmosféricos tenía una importancia pivotal en la creación de sus pinturas. Pero -como el propio Ruskin apunta al hablar de la estética «Modern Painters» – esta visión directa derivaba más hacia la impresión que los objetos o fenómenos causaban en la mente del pintor que en una representación exacta de lo observado. En este sentido, no es de extrañar que las pinturas de Turner causaran tan honda admiración entre los pintores impresionistas como Claude Monet o Alfred Sisley, varias décadas después.

J.M.W. Turner: «Muelle de Calais, con buques franceses preparándose para el mar: un carguero inglés llegando», 1803. Óleo sobre lienzo. Londres, National Gallery ·· J.M.W. Turner: Tormenta de nieve: Aníbal cruzando los Alpes», 1810-12. Óleo sobre lienzo. Londres, Tate Britain.

WILLIAM TURNER Y EL AÑO SIN VERANO

En abril del año 1815, la erupción del Monte Tambora, en Indonesia, vertió a la atmósfera aproximadamente 100 kms. cúbicos de polvo, cenizas, y demás residuos en lo que fue la erupción volcánica más violenta de los tiempos modernos. Se cree que ésta fue la causa de que el año siguiente, 1816, fuese conocido como «El año sin verano», por la climatología extraordiariamente fría del mismo, y por las nieblas -causadas por la ceniza del volcán- que cubrieron gran parte del planeta. Muchos teóricos afirman que este fenómeno atmósferico inspiró muchas obras de Joseph Mallord WilliamTurner

El Monte Tambora, en Indonesia
El Monte Tambora, en Indonesia, con el espectacular cráter causado por la erupción (foto: NASA)

PRIMEROS AÑOS – DE LA ACADEMIA A CARTAGO

Pintor precoz y alumno brillante, Joseph Mallord William Turner inició sus estudios en la Royal Academy de Londres, recibiendo clases de artistas como Sir Josuah Reynolds o Paul Sandby. Desde el principio, sus pinturas y acuarelas son admiradas y reciben magníficas críticas. Por ello, Turner pronto se encuentra en una envidiable situación económica, lo que le permite realizar numerosos viajes por Inglaterra y Gales, tomando bocetos de lugares y monumentos, y pronto visitaría Francia y Suiza, al tiempo que aumentaba su universo pictórico observando las obras de grandes maestros como Rembrandt, Albert Cuyp, y sobre todo Claudio de Lorena. La huella de éste último es fácilmente identificable en obras de Turner de este periodo como sus escenas de «Las plagas de Egipto» (1800) y el posterior «Sol naciente entre la niebla» (1807, National Gallery de Londres)

Pintor precoz y alumno brillante, Joseph Mallord William Turner inició sus estudios en la Royal Academy de Londres, recibiendo clases de artistas como Sir Josuah Reynolds o Paul Sandby. Desde el principio, sus pinturas y acuarelas son admiradas y reciben magníficas críticas. Por ello, Turner pronto se encuentra en una envidiable situación económica, lo que le permite realizar numerosos viajes por Inglaterra y Gales, tomando bocetos de lugares y monumentos, y pronto visitaría Francia y Suiza, al tiempo que aumentaba su universo pictórico observando las obras de grandes maestros como Rembrandt, Albert Cuyp, y sobre todo Claudio de Lorena. La huella de éste último es fácilmente identificable en obras de Turner de este periodo como sus escenas de «Las plagas de Egipto» (1800) y el posterior «Sol naciente entre la niebla» (1807, National Gallery de Londres)

Cierta tarde, Turner se encontraba en la casa de su mecenas Walter Fawkes en Farnley Hall, Yorkshire, cuando una súbita tormenta interrumpió la jornada. Rápidamente, Turner comenzó a realizar bocetos de nubes y lluvia, y le comunicó a Fawkes: » En dos años verás estos bocetos transformados en una pintura llamada Aníbal cruzando los Alpes» . Y efectivamente, en 1812, Turner presentó en la Royal Academy su cuadro más ambicioso hasta la fecha, el épico «Aníbal cruzando los Alpes» (1812, Londres, Tate Gallery)

El éxito de esta pintura en la exposición de la Royal Academy llevó a Turner a pintar otras escenas históricas de temática similar, como el «Dido construye Cartago» (1815, Londres, National Gallery) o «El declive del imperio cartaginés» (1817, Londres, Tate Gallery)

J.M.W. Turner: «Dido construyendo Cartago», 1815. Óleo sobre lienzo. Londres, National Gallery ·· J.M.W. Turner: «El declive del imperio cartaginés», 1817. Óleo sobre lienzo. Londres, Tate Britain.

UN BRITÁNICO EN ROMA

La fama de Turner no cesaba de crecer. » Turner debería venir a Roma. Su genio encontraría aquí material nuevo y apropiado» , escribiría desde la capital italiana sir Thomas Lawrence en 1819. Dicho y hecho: en agosto de ese mismo año, Turner llegaba a tierras trasalpinas.

La mente abierta y perceptiva de Turner encontraría en Italia un nuevo mundo de colores, luces y atmósferas, que trasladaría al lienzo a su vuelta. Visita Turín, Milán, Venecia, Nápoles. y estudia las obras de grandes maestros como Tiziano, Tintoretto o Rafael. También establece contacto con artistas contemporáneos como Antonio Canova.

Turner regresó a Inglaterra en febrero de 1820. Las imágenes y recuerdos de Italia marcarían su producción pictórica de años los siguientes, como se puede ver en obras como «El Foro romano» (1826, Londres, Tate Gallery) o el personal homenaje a Rafael en «Roma, desde el Vaticano, Rafael con Fornarina prepara los cuadros para la decoración de las logias» , pintado el mismo año de su regreso a Inglaterra (Londres, Tate Gallery)

LA MADUREZ – ULÍSES MOFÁNDOSE DE POLIFEMO

Turner volvió a viajar a Italia en 1828, realizando numerosos bocetos al aire libre, que tendrían su reflejo en un cuadro sensacional pintado a su regreso a Inglaterra al año siguiente: el «Ulises mofándose de Polifemo – odisea de Homero» (1829, Londres, Tate Gallery) fue descrito por Ruskin como «el cuadro central de la carrera de Turner», y -en cierto modo- la descripción puede resultar muy válida. En efecto, en el » Ulises» , el tema mitológico (según Homero, Ulises derrotó al Polifemo -un cíclope- arrancándole su único ojo gigante con un palo ardiente) resulta ser poco más que una excusa para representar la grandiosidad de la fuerza de la naturaleza. El cuadro sorprende por sus brillantes colores, y recibió críticas desiguales en la exposición de la Royal Academy de 1829.

Durante la década de 1830, el estilo de Turner se fue haciendo cada vez más libre, con el uso de una paleta predominantemente clara. La culminación de todo este proceso es el sublime «Norham Castle: amanecer» (c.1840-45, Londres, Tate Gallery), donde casi toda forma reconocible queda diluida por la omnipresente luz del amanecer. Con su perfección técnica y su paleta extraordinariamente clara, la pintura recuerda más a una acuarela que a un óleo.

J.M.W. Turner: «Ulises mofándose de Polifemo – odisea de Homero», 1829. Óleo sobre lienzo. Londres, Tate Britain ·· J.M.W. Turner: «Norham Castle, amanecer», 1817. Óleo sobre lienzo. Londres, Tate Britain.

El incendio ocurrido en la Cámara de los Lores y de los Comunes británicos en octubre de 1834 permitió a Turner realizar una serie de bocetos que derivarían en dos pinturas sobre el tema (actualmente en Cleveland y en Filadelfia) en las que Turner se muestra especialmente interesado por el reflejo de las llamas en el río Támesis, como un contraste entre fuego y agua. En un audaz ejercicio de pintura au plein air, «Turner trabajó sin interrupción y sin alejarse nunca de la tela para obtener una visión de conjunto En un determinado momento el cuadro estuvo acabado: dejó de pintar, posó los utensilios y se fue apresuradamente sin mirar alrededor y sin hablar con nadie» (Silvia Ginzburg: «Turner», 1990). Las vistas impactaron a Monet cuando éste último visitó Londres décadas después, y tuvieron se reflejo en la serie que el impresionista dedicó a las Casas del Parlamento londinense.

Durante estos años, William Turner realizó tres viajes a Venecia, siendo el último de ellos -en 1840- probablemente el más prolífico de toda su carrera. En la ciudad italiana Turner pintó algunas de sus obras maestras, tanto al óleo como a la acuarela. En el «Venecia desde el pórtico de Santa María della Salute» (1835, Nueva York, Metropolitan Museum of Art) Turner varía ligeramente el paisaje original (añade a la composición un edificio inexistente) para reflejar con más grandiosidad la belleza veneciana.

En abril del año 2006, una de estas vistas venecianas realizadas por Turner, «Giudecca, La Donna Della Salute y San Giorgio» , un óleo realizado en su último viaje a Venecia, fue subastada en Christie’s Nueva York por más de 35 millones de dólares.

J.M.W. Turner: «El incendio de las Cámaras de los Lores y los Comunes, 16 de octubre de 1834», 1834. Óleo sobre lienzo. Philadelphia Museum of Art ·· J.M.W. Turner: «Giudecca, La Donna Della Salute y San Giorgio», 1841. Óleo sobre lienzo. Colección privada

VALIENTE TEMERARIO – TRIBUTOS EN LA MAR

Si bien William Turner fue más -mucho más- que un simple pintor de marinas, sería absurdo no reconocer que muchos de sus mayores logros los consiguió en la representación del mar y los elementos marinos. En este sentido, su obra maestra es sin duda «El valiente Teméraire remolcado desde el último punto de anclaje para ser destruido» (1839, Londres, National Gallery). Deliberadamente, y sin que esto suponga un paso atrás, Turner matiza el efecto de «disolución» de las formas mostrado en obras anteriores (como el ya mencionado » Norham Castle» ) para permitir una mejor comprensión de la narrativa de la pintura.

Audaz y técnicamente perfecto, el cuadro de Turner es una visión insólita de los protagonistas del mar: en vez de mostrar un glorioso navío en su máximo esplendor y plenitud (como haría, por ejemplo, el americano Fitz Hugh Lane) Turner rinde homenaje al valiente Temerarie narrando su último capítulo, su viaje previo al desguace. El sol poniente y la luna creciente son elementos claramente simbólicos, marcando el fin de un era. A destacar que la pintura fue escogida como la mejor de Inglaterra en una encuesta llevada a cabo por la National Gallery de Londres en el año 2005. Ciertamente, pocas obras de Turner resisten comparación con ella. De las pocas que se podrían sugerir, destacamos la poética «Paz – exequias en el mar» (1842, Londres, Tate Gallery), dedicado a la memoria del pintor y rival de Turner Sir David Wilkie.

J.M.W. Turner: «El valiente Teméraire remolcado desde el último punto de anclaje para ser destruido», 1839. Óleo sobre lienzo. Londres, National Gallery ·· J.M.W. Turner: «Paz – exequias en el mar», 1817. Óleo sobre lienzo. Londres, Tate Britain.

LLUVIA, VAPOR Y VELOCIDAD

Si el «Ulises se burla de Polifemo» era el «cuadro central» de la carrera de Turner, la culminación lo es sin duda el «Lluvia, vapor y velocidad» (1844, Londres, National Gallery)

El cuadro es una sensacional conclusión a las investigaciones de Turner sobre la luz y la atmósfera, llevadas a cabo durante su época de profesor en la Royal Academy. Durante esta época, Turner tomó contacto con las teorías de la luz y el color de Newton y Goethe. En la pintura de la National Gallery , el auténtico protagonista, por encima incluso de la dinámica locomotora, es la cambiante atmósfera inglesa, acrecentada por el vapor que desprende la poderosa maquinaria. La crítica -y posteriormente los pintores impresionistas- quedaron impactados por esta veloz locomotora . Un crítico escribió, durante su exposición en 1844: «un tren se te echa encima, un tren que avanza realmente a 50 millas por hora y que el lector haría bien en ir a ver antes de que salga del cuadro«

J.M.W. Turner: «Lluvia, vapor y velocidad», 1844. Óleo sobre lienzo. Londres, National Gallery (conjunto y detalle)

VISIÓN Y ALUCINACIÓN – LOS ÚLTIMOS AÑOS

Ya se ha comentado que la disolución de formas presente en las últimas obras de Turner llevó a numerosos críticos a considerar que el pintor comenzaba a rayar la demencia. Hasta el propio Ruskin pareció desconcertado por las últimas obras de Turner, quién se vio obligado, en ocasiones, a colocar marcas en los marcos de las pinturas para indicar cual era la parte de arriba y cual la de abajo.

El «Amanecer con monstruos marinos» (1845, Londres, Tate Gallery) es uno de los mejores ejemplos de esta última etapa. Las formas de los monstruos marinos apenas son intuíbles en medio de la omnipresente atmósfera marina. La cualidad casi divina de la luz refleja las teorías de Turner de considerar el Sol como el centro de toda vida. Algo parecido ocurre en «Un yate acercándose a la costa» (c.1845-50, Londres, Tate Gallery)

J.M.W. Turner: «Amanecer con monstruos marinos», 1845. Óleo sobre lienzo. Londres, Tate Britain ·· J.M.W. Turner: «Un yate acercándose a la costa», .c1845-50. Óleo sobre lienzo. Londres, Tate Britain.

Enfermo de gravedad, en octubre de 1851 tuvo que dejar de retocar las obras en las que estaba trabajando. El 19 de diciembre de 1851, Joseph Mallord William Turner falleció en su casa de Chelsea, Londres, y fue enterrado en la Catedral de San Pablo. El grueso de sus obras puede hoy admirarse el la Clore Gallery , un ala de la Tate Gallery añadido especialmente para las obras del mejor pintor inglés de todos los tiempos.

G. Fernández · theartwolf.com

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