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Rafael

Así como Miguel Ángel había logrado un dominio perfecto del cuerpo humano, Rafael logró alcanzar la meta hacia la que la generación anterior había apuntado en vano: la composición perfecta y armoniosa de figuras en movimiento libre - Ernst Gombrich Click to Tweet

En las últimas décadas, la colosal fama de Leonardo da Vinci (el prototipo de hombre del Renacimiento, interesado en casi todas las artes y las ciencias) y Miguel Ángel (quizás el más destacado de todos los artistas, con talento y ambición descomunal en la escultura, pintura y arquitectura) han oscurecido en parte la fama de Rafael Sanzio, habitualmente considerado la tercera figura de la “Santa Trinidad” del Renacimiento Italiano. Y, sin embargo, es posible que la contribución de Rafael a las artes no sea menor que la de los dos colosos anteriormente citados, ya que, a su talento como artista, Rafael sumó una imprescindible tarea como conservador de las antigüedades romanas. Quanta calcina si è fatta di statue et d’altri ornamenti antichi? (“¿Cuánto mortero se hizo con estatuas y otros ornamentos antiguos?”), se preguntaba horrorizado Rafael en una carta dirigida al Papa León X, en uno de sus múltiples esfuerzos por evitar la destrucción de los restos de la Roma antigua. No es descabellado sugerir que una parte considerable de los monumentos más admirados de Roma no hubieran llegado a nuestros días de no ser por los esfuerzos de Rafael.

Imagen: Rafael: posible autorretrato, 1504-06. Temple sobre papel, 47.5 x 33 cm. Florencia, Uffizi.

Rafael nació en Urbino en 1483, hijo de Giovanni Santi, pintor de la corte del duque, por lo que el joven Rafael tuvo contacto con la pintura desde la infancia. Un autorretrato, dibujado cuando Rafael tenía tan solo quince o dieciseis años, es testimonio de su precoz talento.

Los comienzos en Umbría

Se cree, aunque no está confirmado, que Rafael pudo formarse en el taller de Pietro Perugino, destacado pintor de finales del quattrocento. Sea como fuere, la influencia quattrocentista es evidente en las primeras pinturas de Rafael, como la llamada “Crucifixión Mond” (1502-03) de la National Gallery de Londres, o el “Retablo Oddi” (1502-04) de los Museos Vaticanos.

La gran obra maestra de este primer periodo de la carrera de Rafael es “Los desposorios de la Virgen”, pintada en 1504 y conservada en la Pinacoteca di Brera, en Milán. La obra se inspira claramente en una pintura con el mismo título y composición similar de Perugino, pintada poco tiempo antes y conservada en el Musée des Beaux-Arts, de Caen. No obstante, la perspectiva, el dinamismo de las figuras en primer plano, el tempietto clásico del fondo, y la técnica más pura y precisa separan a esta obra del quattrocentismo de Perugino.

Rafael: “Crucifixión Mond”, 1502-03. Óleo sobre tabla, 283,3 x 167,3 cm. National Gallery, Londres ·· Rafael: “Los desposorios de la Virgen”, 1504. Temple sobre tabla, 175 × 120 cm. Pinacoteca di Brera, Milán.

Visitas a Florencia

Por supuesto, Florencia era a comienzos del siglo XVI el gran centro artístico de Italia, y posiblemente de toda Europa. Rafael, sin llegar a residir de forma permanente en la ciudad, pasa largas temporadas en ella entre 1504 y 1508, llegando a conocer la obra de los grandes maestros, como Leonardo da Vinci.

En Florencia, Rafael pinta algunas de sus hoy a la vez admiradas y criticadas “madonnas”. La “Madonna del cardellino” (1505-06, Florencia, Galleria degli Uffizi) y la “Madonna del Prato” (1506, Kunsthistorisches Museum, Viena) son dos obras similares en tamaño y composición en las que Rafael introduce elementos naturales en el fondo, tal vez influenciado por las obras de Leonardo. Estas Madonnas de Rafael «concentradas en sí mismas, resultan algo distantes. No establece ningún tipo de relación con el mundo del espectador (…) La visión estética y religiosa que ofrecen estas imágenes de la Virgen se encuentran en perfecta sintonía con el espíritu contrarreformista» (Antonio Manuel González, «Rafael», 1993). Con todo, su obra más importante de este periodo “florentino” no fue pintada en Florencia, sino en Perugia. Se trata de “Traslado de Cristo” (conocida como “Deposición Borghese”, 1507, Galería Borghese, Roma), también influenciada (como sucedía en “Los desposorios de la Virgen”) por una obra anterior de Perugino (“Lamentación sobre Cristo muerto”).

Rafael: “Madonna del cardellino”, 1505-06. Óleo sobre tabla, 107 × 77 cm. Florencia, Galleria degli Uffizi ·· Rafael: “Traslado de Cristo” (conocida como “Deposición Borghese”), 1507. Óleo sobre tabla, 176 cm × 184 cm. Galería Borghese, Roma)

La madurez en Roma

Invitado por el Papa Julio II, Rafael viaja a Roma en 1508. Su primer encargo papal consiste en redecorar varias estancias del Palacio del Vaticano, entre las que destaca la Stanza della Segnatura, en la que pinta un ciclo de frescos enormes en ambición y exquisitos en calidad, homenajes al conocimiento. Entre ellos destaca el sensacional “La Escuela de Atenas”, un homenaje a la ciencia y filosofía de la antigüedad clásica, testimonio del espiritu humanista del Renacimiento. En estas obras es donde Rafael «manifiesta sus brillantes dotes como pintor de género histórico, capaz de captar y sintetizar en un detalle todo el orden universal, al mismo tiempo que contempla la vida humana encuadrada en una armonía perfecta, y descubre nuevos caminos en el campo intelectual hasta llegar a identificarse con el sentimiento popular» (L. Cherubini, «Rafael», 1992).

Otro encargo papal de importancia fue la serie de diez cartones (de los que siete han sobrevivido hasta hoy) sobre la vida de los Apóstoles, serie conocida hoy como “Los Cartones de Rafael”. Estas obras, de gran tamaño y variado uso del color, fueron enormenente admiradas en siglos posteriores, hasta el punto de ser llamadas “el Partenón de la modernidad”, si bien hoy existe cierto debate sobre la involucración de ayudantes en la ejecución de las obras.

Rafael: Stanza della Segnatura, con “La Escuela de Atenas”, 1511. Fresco, 500 × 770 cm. Palacio Apostólico, Ciudad del Vaticano ·· Rafael “Predicación de san Pablo en Atenas”, 390 x 440 cm. Reino Unido, Royal Collection.

Además de estas obras de gran tamaño, Rafael recibe encargos para obras más pequeñas, pero de enorme importancia. La exquisita “Madonna Alba” (1511, National Gallery de Washington) fue encargada por el humanista Paolo Giovio, y su delicadeza contrasta con la fuerza de “Retrato de Cardenal” (1510-11, Museo del Prado), un retrato intenso y descarnado, consecuente con la siniestra reputación del retratado.

Además de sus pinturas, Rafael realizó algunos interesantes proyectos arquitectónicos, aunque pocos han sobrevivido hoy. Este es el caso del Palazzo Branconio dell’Aquila, destruido durante las obras de la Plaza de San Pedro de Bernini. En una escala menor, sobrevive la Capilla Chigi en la Basílica de Santa María del Popolo en Roma.

Rafael: “Retrato de Cardenal”, 1510-11, Museo del Prado ·· Rafael: Capilla Chigi en Santa Maria del Popolo. Fotografía de Peter1936F.

Durante los últimos años de su vida, Rafael se interesó por el grabado, además de realizar, como se indicó al principio de este texto, una importante defensa de la conservación de la antigüedades romanas. Falleció por causas indeterminadas a los 37 años de edad, siendo enterrado con honores en el Panteón de Roma, bajo una inscripción en la que se lee: “Aquí yace Rafael, por el que en vida temió ser vencida la naturaleza, y al morir él, temió morir ella”.

G. Fernández · theartwolf.com

Obras maestras de Rafael

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