Nicolas Poussin
Nicolas Poussin (1594-1665), la gran figura del arte barroco en Francia, supone un marcado contraste con respecto a los otros grandes nombres de la pintura barroca. Frente al tenebrismo casi violento de Caravaggio, frente al juego de luces y sombras casi místico de Rembrandt, y frente a la pintura atmosférica de carnes sanguíneas de Velázquez, Poussin representa el clasicismo, el orden, la precisión casi pre-manierista frente al arrebato del barroco pleno. Su figura resulta en muchos aspectos contradictoria: reconocido unánimemente como uno de los colosos de la pintura barroca, fue no obstante el menos barroco de todos los grandes genios del barroco. Y a pesar de ser el más importante pintor francés de su era, trabajó durante la mayor parte de su carrera en Roma. Pese a todo ello, o quizás debido a ello, la pintura de Nicolas Poussin marcó el devenir posterior del arte francés, influyendo en mayor o menor medida en artistas como Jacques Louis David o Paul Cézanne.
Imagen: Nicolas Poussin, “Autorretrato”, 1650. Óleo sobre lienzo. Museo del Louvre, París.
Nicolas Poussin nació en Normandía en 1594, trasladándose a París a los 18 años con el objetivo de formarse como pintor. Durante su formación en París, Poussin se sintió atraido por la técnica del grabado, estudiando las obras de artistas como Rafael o Marcantonio Raimondi. Es posible que su interés por el grabado haya influido en el estilo de Poussin, más metódico y preciso que la mayoría de sus contemporáneos.
Poussin, junto con el también pintor Simon Vouet, residió en Roma desde 1624. Tras un periodo de dificultades económicas, hacia 1627-1628 recibe sus primeros encargos de importancia, incluyendo “Céfalo y Aurora” (1627-1628, Galería Nacional de Londres), “Acis y Galatea” (1629, Galería Nacional de Irlanda), y el monumental “La Muerte de Germánico” (1628, Minneapolis Institute of Art), su obra más importante de este periodo. Durante la década siguiente, Poussin, ya establecido como uno de los principales pintores de Roma, crearía algunas de sus hoy más célebres obras maestras de inspiración histórica y mitológica, como “La adoración del becerro de oro” (1633-34, Galería Nacional de Londres), “El rapto de las sabinas” (1637-38, Museo del Louvre) o su enigmática “Et in Arcadia ego” (1637-38, Museo del Louvre). También hacia mediados de la década realiza su más importante obra de carácter religioso, su primera serie de “Los siete sacramentos”, seis pinturas hoy repartidas entre varios museos y colecciones, además de una destruida en un incendio a principios del siglo XIX.
En la obra de Poussin es destacable la importancia concedida por el artista al paisaje. Inicialmente empleado como fondo de la obra, hacia mediados de la década el paisaje va ganando protagonismo en las pinturas de Poussin, hasta llegar a ser el protagonista absoluto de la composición, aún cuando esta represente temas religiosos (“Paisaje con San Juan en Patmos” o “Paisaje con San Mateo”, ambas de 1640) o mitológicos (“Paisaje con Juno y Argus”, 1636-37)
Nicolas Poussin: “El rapto de las sabinas” 1633-34. Óleo sobre lienzo , 154,6 x 209,9 cm. New York, Metropolitan Museum ·· Nicolas Poussin: “Et in Arcadia ego”, 1637-38. Óleo sobre lienzo. Museo del Louvre.
Su fama en Roma hizo que, en 1640, Poussin recibiera una oferta para ser pintor de corte de Luis XIII en París. La importancia del encargo -y la generosa oferta económica- convencieron a un reticente Poussin para trasladarse a París a finales de dicho año. Pero el pintor no fue feliz en París y, menos de dos años después, regresó a Roma. Comenzó entonces el periodo de madurez de Poussin. Beneficiándose de sus contactos entre los más relevantes personajes de la Iglesia Romana de su tiempo, incluyendo el Cardenal Mazarin, Poussin recibe importantes encargos de temática religiosa. Así, completa su segunda vesión de la serie de “Los siete sacramentos”, hoy expuestas en la Galería Nacional de Escocia como préstamo del Duque de Sutherland, y realiza varias obras que representan episodios del Antiguo Testamento, como dos versiones de “Moisés salvado de las aguas” (1647, Museo del Louvre, y 1651, propiedad conjunta del Museo Nacional de Gales y de la Galería Nacional de Londres)
Durante sus últimos años, el artista mostró un especial interés hacia el paisaje, que gana en escala y complejidad con respecto a sus ya muy destacables obras de su primer periodo romano. Para Francisco Calvo Serraller, en esta última etapa de Poussin, «lo que [Poussin] pinta como paisaje se acaba convirtiendo en algo más que un simple paisaje«, precisando que «la historia que ahora se nos narra en tan bellos parajes tiene algo de inquietante y hasta de atroz en la medida en que se desenvuelve en el marco fértil de una naturaleza en sazón» ( Francisco Calvo Serraller, «Poussin», 1993). En este aspecto, es especialmente destacable la serie de “Las Cuatro Estaciones”, encargada por el Duque de Richelieu, y completada un año antes de su fallecimiento, así como “Orión ciego en busca del sol naciente” (1658, Nueva York, Metropolitan Museum of Art). Falleció en Roma en 1665, siendo enterrado en la Iglesia de San Lorenzo.
Nicolas Poussin, “Moisés salvado de las aguas”, 1651. Óleo sobre lienzo, 116 x 177,5 cm. Propiedad conjunta del Museo Nacional de Gales y de la Galería Nacional de Londres ·· Nicolas Poussin, “Orión ciego en busca del sol naciente”, 1658. Óleo sobre lienzo, 119 x 182,9 cm. Nueva York, Metropolitan Museum of Art.
Texto: G. Fernández · theartwolf.com
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