Perú desea que Yale devuelva las piezas arqueológicas de Machu Picchu
Machu Picchu, Peru
Alzándose orgullosamente a más de 2300 metros de altitud ( 7500 pies ), la ciudadela inca de Machu Picchu resulta tan inaccesible que los conquistadores españoles no fueron capaces de encontrarla. Pero en el año 1911 el historiador de la Universidad de Yale Hiram Bingham la volvió a descubrir para el mundo, y entre 1912 y 1915 dirigió una serie de excavaciones que concluyeron en numerosos descubrimientos arqueológicos, que fueron posteriormente trasladados a la Universidad americana, presuntamente con el permiso del entonces presidente peruano, Augusto Leguía.
90 años después, las autoridades peruanas desean que dichos artefactos regresen al país sudamericano, y han hecho saber al presidente de la Universidad americana que están preparando una demanda judicial en el caso de que no se logre alcanzar una solución amistosa.
Aunque reconozco que estos asuntos son muy, muy complicados, creo que la demanda peruana debe ser, cuanto menos, tenida en consideración. No sólo sería un caso de justicia histórica (en 1911 las autoridades peruanas no eran realmente conscientes del valor artístico e histórico de los artefactos incas), sino también una rara oportunidad de acabar con un claro caso de «arte descontextualizado»
Este tipo de demandas han sido históricamente inútiles. Desde la ya antigua hecha por el gobierno griego al Museo Británico en torno a los mármoles Elgin, a la más reciente del gobierno nigeriano acerca de las cerámicas Nok. Pero recuerda también que el Michael C. Carlos Museum de Atlanta ha devuelto recientemente a Egipto la momia del faraón Ramsés I, dada la «importancia histórica» del objeto. Y aquí se me plantea una pregunta: Para un pueblo, país, cultura. ¿es más importante histórica -ya no digo artísticamente- el cadáver viejo y momificado de un antiguo rey, o los restos artísticos de su más famosa ciudad de la antigüedad?
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