Rubens, Goya, Bronzino: un maratón de subastas de pintura antigua en Nueva York
Un repaso al maratón de subastas de pintura antigua que Christie’s y Sotheby’s organizan en Nueva York, entre el 25 y el 27 de enero de 2023.
Por G. Fernández · theartwolf.com · Textos escritos entre el 25 y el 28 de diciembre de 2022 · revisado el 25 y 26 de enero de 2023
La Colección J.E. Safra en Christie’s, 25 de enero de 2023
La primera -cronológicamente- venta en este maratón de subastas ha sido titulada por Christie’s como “Remasterizados: Maestros antiguos de la colección de J.E. Safra”, y es importante señalar que las obras, de acuerdo a la sala de subastas, serán ofrecidas “without reserve”, esto es, cada obra será vendida sin necesidad de alcanzar un precio mínimo, por lo que es una buena oportunidad para los coleccionistas de obtener alguna “ganga” dentro de un conjunto de pintura que, si bien no posee ninguna obra maestra, sí incluye alguna obra de interés. Intentaremos repasarlas en orden más o menos cronológico.
¿Un manual de culturismo para bebés? No, una “Vanitas” de Jan Sanders van Hemessen
Empecemos por el Renacimiento. Una de las estrellas de la subasta es un “Retrato de caballero” de Joos van Cleve, uno de los más importantes pintores flamencos de la primera mitad del siglo XVI. Christie’s publica un largo y bastante bien argumentado ensayo de Peter van den Brink, en el que el autor se muestra de acuerdo con la atribución a Van Cleve publicada por Max J. Friedländer hace casi un siglo, si bien la sitúa cronológicamente en la década de 1530. La obra posee una estimación de preventa de entre 1 y 1,5 millones de dólares, bastante por encima de otros retratos atribuidos a Van Cleve subastados en los últimos años, incluyendo un supuesto retrato del rey Christian II de Dinamarca, vendido por unas 475.000 libras en 2020, y un retrato de un joven noble rematado por una cantidad similar en 2014. Idéntica estimación que el anterior retrato posee “Una Vanitas: Como nacemos, morimos” de Jan Sanders van Hemessen. Pintada hacia 1554, este extraño culturista infantil es claramente un producto de su época, difícil de apreciar por el público contemporáneo. Curiosamente, hace apenas un mes Christie’s subastó otra “Vanitas” evidentemente inspirada en esta composición, atribuida a un seguidor de Van Hemessen. Esta obra se vendió por tan solo 655.200 dólares.
Pasemos ahora al Siglo de Oro holandés. Bartholomeus Breenbergh (1598-1657) alcanzó cierta fama en vida gracias sobre todo a sus paisajes de corte italianizante. Esta subasta, sin embargo, incluye un magnífico “Retrato de caballero” que recuerda a las obras de Frans Hals, y que posee una muy modesta estimación de preventa de entre 120.000 y 180.000 dólares. Por escala y estilo, podría formar una buena pareja con “Un interior con dos caballeros y una mujer junto a un fuego” (c.1675-80), obra tardía de Pieter de Hooch, que cuenta con una estimación de preventa de entre 200.000 y 300.000 dólares. Y como hay un Breenbergh que recuerda a Hals, y un De Hooch que recuerda a Vermeer, en la subasta no podía faltar una obra en la línea de la tercera -y más importante- figura en la “sagrada trinidad” del Siglo de Oro holandés, Rembrandt. Y esta es “Esther en su baño” de Aert de Gelder (1645-1727), el último y quizás más fidedigno de todos los pupilos de Rembrandt. La obra tiene una estimación de preventa de entre 1 y 1,5 millones de dólares, una de las más elevadas de la subasta. Tan solo la pintura de Bartholomeus Breenbergh cumplió en parte con sus expectativas, rematándose por 126.000 dólares.
La más fascinante de todas las pinturas de la Colección Safra: “El viaje de Jacob” de Giovanni Benedetto Castiglione
Entre todas las obras de la Colección J.E. Safra, ninguna llama tanto mi atención como “El viaje de Jacob” (c.1650), una monumental pintura de Giovanni Benedetto Castiglione (llamado a veces Il Grechetto). Es una obra fascinante, descaradamente barroca, exagerada, llena de bravura. En el catálogo de la exposición “Castiglione: Lost Genius” (2013), Timothy J. Standring y Martin Clayton escriben que “la reputación inicial de Castiglione se basó en su habilidad para pintar animales y viajes pastorales. Como muchos artistas de su generación, luego buscó mayor fortuna intentando más ambiciosos para clientes más exigentes, aspirando a realizar grandes obras de temas mitológicos y religiosos.” Gran ejemplo de esta maravillosa mezcla entre lo pastoral y lo mitológico, esta magnífica pintura cuenta con una estimación de preventa de tan solo 250.000 a 350.000 dólares. “El viaje de Jacob” se remató por 378.000 dólares.
La obra que cuenta con la mayor estimación de preventa de la subasta no es, curiosamente, una pintura, sino un álbum que contiene un frontispicio y 138 ilustraciones para los libros I a VI de las Fábulas de Jean de La Fontaine, creado por Jean-Baptiste Oudry, una de las principales figuras del Rococó francés. Christie’s, señalando que “es difícil imaginar un encuentro más afortunado entre un pintor y una obra literaria que el que se produjo entre el más grande de los ‘animaliers’ franceses, Jean-Baptiste Oudry, y las fábulas de Jean de La Fontaine (1621-1695),” espera que este muy interesante álbum se venda por entre 1,5 y 2,5 millones de dólares. La obra se vendió por 2,7 millones de dólares.
Una belleza alpina: “Pastor con vacas” (Hirte mit Kühen) (1858) de Rudolf Koller
Entre las obras del siglo XIX, “The Splügen Pass” es una muy buena acuarela de Joseph Mallord William Turner que cuenta con la segunda estimación de preventa más alta de la subasta (entre 1,5 y 2 millones de dólares). Con una estimación de tan solo 15.000 a 25.000 dólares “Pastor con vacas” (Hirte mit Kühen) (1858) de Rudolf Koller es la viva definición de “bucólico” y una demostración evidente de que la pintura del siglo XIX continúa infravalorada por el mercado (con la excepción evidente del Impresionismo). Es un excelente paisaje, como lo es también “Katereck (Dorf Ahorn gegen Loser)” (1833) de Ferdinand Georg Waldmuller, obra de mucho menor tamaño que cuenta no obstante con una estimación de preventa mucho mayor (entre 100.000 y 150.000 dólares). Hace apenas un mes, Sotheby’s subastó una “Vista del Ramsau cerca de Berchtesgaden” del mismo autor (de mayor tamaño aunque en mi opinión algo menos atractiva) por algo más de 150.000 dólares. El Waldmuller se vendió por 113.400 dólares. El «Pastor con vacas» de Rudolf Koller alcanzó los 69.300 dólares, un éxito muy, muy merecido.
Subasta de pintura antigua en Christie’s, 25 de enero de 2023
La gran estrella de la subasta de Christie’s es un par de retratos de Doña María Vicenta Barruso Valdés y su madre Doña Leonora Antonia Valdés de Barruso, pintados por Francisco de Goya en 1805, y que cuentan con una estimación de entre 15 y 20 millones de dólares, un precio que -de alcanzarse- sería un récord para un retrato de Goya vendido en subasta pública, aun cuando la cifra se dividiese entre dos, teniendo en cuenta que -en realidad- se trata de dos obras independientes. Lejos quedan, por supuesto, los cerca de 24 millones de euros pagados en el año 2000 por el Estado español por el magnífico “La condesa de Chinchón”, un lienzo inexportable vendido en venta privada.
Retratos de Doña María Vicenta Barruso Valdés y su madre Doña Leonora Antonia Valdés de Barruso, pintados por Francisco de Goya
Goya, artista extraordinario, posiblemente el más importante de su época, parece no haber logrado todavía el reconocimiento del mercado del arte. Pese a que ninguna de sus obras maestras ha aparecido en el mercado internacional en tiempos recientes (y resulta difícil que lo haga, ya que las escasas obras maestras en manos privadas se encuentran en España y tienen la condición de inexportables, con muy escasas excepciones como “Cabezas en un paisaje”, quizás la única de las Pinturas Negras que no se expone en el Museo del Prado), sí han salido a subasta obras muy interesantes que, en bastantes casos, han quedado muy por debajo de sus expectativas, siendo el caso más notable el pequeño pero importante “Retrato de Mariano Goya«, que salió a subasta en 2013 con un precio estimado de entre 6 y 8 millones de dólares, pero que inexplicablemente no logró encontrar comprador, y que fue después sabiamente adquirido por el Meadows Museum. Pese a ello, la estimación relativamente alta calculada por Christie’s es muy razonable. Ambos retratos fueron pintados en 1805, un periodo en el que el Goya retratista se encontraba en su máximo esplendor. Hacia estas fechas Goya debió pintar su famosa “Maja vestida”, al igual que el “Retrato de Isabel Cobos de Porcel”, que J. Gudiol Ricart (“Francisco de Goya”, 1981) define como “uno de los tres o cuatro mejores retratos femeninos de toda la pintura española”.
Mientras que sus obras alegóricas son a menudo impactantes y superlativas, con tendencia hacia lo macabro e incluso lo grotesco, los retratos de Goya están llenos de detalles semiocultos, de aspectos que solo son apreciables si se tiene en cuenta tanto la sociedad española de su época como el carácter algo enigmático del pintor, y su relación con la figura retratada. Christie’s escribe en el catálogo de estas obras que “al poner el acento en la hija, elegante y exquisitamente vestida, los colgantes pueden haber tenido la intención de promocionarla como una novia elegible para posibles pretendientes. En cierto sentido, la sutil sonrisa de la madre, que acompaña con decoro este encuentro, puede considerarse una invitación al espectador para que participe en esta fatuidad, animándole a contemplar los rasgos pensativos y amables de la joven María.” María, sin embargo, no sonríe. Su expresión es amable, sí, pero no servil. En su biografía de Goya, Rose Marie y Rainer Hagen dedican un capítulo (titulado “No sonríen: las mujeres españolas”) a la situación de la mujer en la sociedad española de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, señalando como “en la época de Goya comienza una lenta emancipación”, que el pintor refleja en sus numerosos modelos femeninos que miran, a rostro descubierto y seguras de sí mismas, al espectador. Los dos Goyas se remataron por 16,4 millones de dólares.
Además de este doble retrato familiar, la subasta tiene un segundo “2 x 1 nobiliario”, el “Retrato del príncipe Christian I de Sajonia (1560-1591), de cuerpo entero; y Retrato de la princesa Marie de Sajonia (1562-1566), de cuerpo entero” de Lucas Cranach II (llamado también Lucas Cranach el Joven), que poseen la tercera estimación más alta de la subasta (entre 3 y 5 millones de dólares). Cranach el Joven (al igual que Brueghel el Joven, artista también representado en la subasta) es un artista mucho menos original que su padre, Lucas Cranach el Viejo, y la estimación de ambas obras parece bastante ambiciosa.
Hablando de parejas: la subasta incluye también un pequeño “Le petit dessinateur” (1733-35) de Jean-Baptiste-Siméon Chardin, que es el “pendant” de “L’ouvrière en tapisserie”, obra de la que sobreviven varias versiones, una de las cuales fue subastada hace diez años por Christie’s por unos 4 millones de dólares, aunque en el caso este “Le petit dessinateur” la estimación es mucho menor (entre 500.000 y 800.000 dólares). Es entendible, por tanto, y perfectamente apropiado, que Christie’s haga referencia a la obra vendida en 2013 en el catálogo de esta obra. Lo que resulta bastante menos entendible es que -como nos ha indicado nuestro lector MF Anders/Bloomsbury, a quien agradezco su observación- Christie’s haya reproducido, prácticamente palabra por palabra, gran parte del texto del catálogo del 2013 en la obra que se subasta ahora. En cualquier caso, este Chardin se vendió por 1,26 millones de dólares, un precio muy respetable.
Joseph Mallord William Turner, «Pope’s Villa at Twickenham”
“Pope’s Villa at Twickenham” es un paisaje de la primera etapa de la carrera de Joseph Mallord William Turner que cuenta con una estimación de preventa de entre 4 y 6 millones de dólares, la segunda más alta de la subasta. La obra regresa al mercado tras haber sido subastada en 2008 por 5,4 millones de libras (casi 10 millones de dólares de la época), lo que hace que la estimación de preventa en esta subasta parezca muy conservadora. Evidentemente, no es una de las grandes obras maestras de Turner, y el hecho de haber sido subastada hace relativamente pocos años puede afectar a su valoración, pero sí es un paisaje interesante -y de dimensiones considerables- del más importante paisajista de la pintura europea. La reciente venta de “La ira de los mares” de Ivan Aivazovsky (otro paisaje del siglo XIX que regresaba al mercado tras haber sido subastada hace 15 años) por un precio por encima de sus expectativas podría servir de precedente esperanzador para este Turner. Este Turner se vendió por 4,6 millones de dólares, una auténtica ganga.
Como en casi toda subasta de pintura antigua, nos encontramos con obras de atribuciones no firmes. El caso más llamativo es “Le Pèlerinage a l’Ile de Cythère”, versión más pequeña de la célebre obra de Jean Antoine Watteau propiedad del Louvre, y que Christie’s adscribe al propio Watteau, sin ningún género de dudas, afirmando, quizás con demasiado optimismo, que “no cabe duda alguna sobre la atribución de esta obra. Un simple vistazo al cuadro disiparía cualquier duda sobre la identidad de su autor.” De ser esto cierto, la estimación de esta pintura de 97 x 116 cm. debería ser muy superior a la publicada por Christie’s (entre 2,5 y 3,5 millones de dólares). La pintura se remató por 1,86 millones de dólares. También hay ciertas dudas sobre la atribución de dos obras de Peter Paul Rubens (“El matrimonio místico de Santa Catalina” y un bello “Retrato de una dama, probablemente Isabella Brant (1591-1626), como pastora”), sobre un espectacular “José presenta a su padre y a sus hermanos al Faraón” atribuido a François Boucher, que debería superar su estimación de entre 200.000 y 300.000 dólares al tratarse de una excelente pintura, independientemente de su autor (sorprendentemente, esta pintura no se vendió); y también de la pintura que cuenta con la estimación de preventa más baja de la subasta, una “Virgen y Niño en una cámara” atribuida a Hans Baldung Grien (vendida por 327.000 dólares frente a una estimación de preventa de entre tan solo 30.000 y 50.000 dólares). También se subasta un bello retrato de “La beata Laduina” pintado por Giambattista Tiepolo y un imponente “Retrato de Caballero” de Artemisia Gentileschi.
Barroco: Obras maestras de la colección Fisch Davidson en Sotheby’s, 26 de enero de 2023
La primera de las subastas de Sotheby’s incluye solo una docena de obras, pero entre ellas se encuentra la pintura que cuenta con la mayor estimación de preventa de todo este maratón de subastas de pintura antigua: “Salomé con la cabeza de San Juan Bautista”, pintada hacia 1609 por Peter Paul Rubens. Sotheby’s espera obtener entre 25 y 35 millones de dólares por esta pintura, que fue subastada por última vez en 1998, cuando logró apenas 5,5 millones de dólares. Tan solo otras dos pinturas de Rubens (“La Masacre de los Inocentes” y “Lot y sus hijas”) han logrado precios superiores en subasta.
Disculpe, caballero, pero me da la impresión de que está algo cruda… “Salomé con la cabeza de San Juan Bautista” de Peter Paul Rubens
Una posible explicación para este incremento notable en la valoración (poco usual en una pintura del Barroco) es la firmeza de la atribución al maestro. Cuando la pintura fue vendida en 1998, hacía apenas once años que la obra había sido subastada en Drouot con la atribución al “Estudio de Rubens”. Más de dos décadas después, la pintura parece haber pasado la prueba del tiempo, habiendo sido incluida en la exposición «Rubens: A Master in the Making» de la National Gallery de Londres en 2005. En dicha exposición, por cierto, estuvo acompañada de dos de las más famosas obras del pintor, “La Masacre de los Inocentes” y “Sansón y Dalila”. El catálogo de la obra pone especial énfasis en relacionar esta “Salomé” con esas dos célebres obras, sin mencionar -como es hasta cierto punto entendible- las dudas acerca de la autoría de “Sansón y Dalila”, que parecían resueltas hasta que un análisis realizado el año pasado mediante inteligencia artificial reabrió el debate.
Pintada en 1609, la obra pertenece al que es quizás el momento más importante en la carrera del pintor, su regreso a Amberes tras un largo periodo en Italia (Roma y Mantua). La fama y técnica artística que el artista logró en Italia producen inmediatamente sus frutos, y, como escribe Antonio Martínez Ripoll en “El Barroco en Europa” (1989), “parece como si nadie en Amberes quisiera dejarle marchar de nuevo. Los archiduques le nombran su pintor de corte (1609) y el Burgomaestre de Amberes Nicolas Rockox, el historiador y humanista Caspar Gevaarts y el comerciante Cornelius van der Geest le brindaron su amistad y los apoyos necesarios (…) Había llegado en el momento oportuno, pues los efectos de la paz [debido a la Tregua de los Doce Años] se hicieron sentir de inmediato y por doquier (…) La reputación y el bagaje intelectual y artístico con el que Rubens había venido de Italia le hicieron ascender en el plano social, y ser elegido el máximo intérprete de esta nueva situación.” Sotheby’s indica en el catálogo online de la obra que, a su regreso a Amberes, Rubens “reveló una conciencia de sí mismo y una fluidez inigualables en una notable serie de cuadros, realizados en rápida sucesión en apenas tres años”, añadiendo que “sus explosivas pinturas de hacia 1609 establecen un vocabulario totalmente nuevo, en el que los cuerpos, dibujados con audacia y libertad, se retuercen y giran en primer plano, casi desparramándose hacia el espectador.” El Rubens se remató por 26,9 millones de dólares, un precio cercano a su estimación más conservadora. No obstante, que una pintura de antiguo maestro multiplique por cinco su valor en unos 25 años puede considerarse un éxito.
“Santiago el Mayor” de Georges de La Tour
El enorme incremento en la valoración del Rubens contrasta con la estimación otorgada al resto de pinturas de la colección (casi todas ellas adquiridas a finales de la década de los 90 o principios del siglo XXI). Por ejemplo, “Santiago el Mayor” de Georges de La Tour (un artista cuyas obras no son habituales en el mercado) posee una estimación de preventa de entre 3 y 5 millones de dólares, prácticamente el mismo importe que el obtenido por esta pintura la última vez que salió a subasta en 2008. No es una de las obras más importantes del artista, pero sí una pintura más que correcta que debería alcanzar o incluso superar su estimación. Todo lo dicho para el La Tour es aplicable a “Cristo coronado de espinas” de Valentin de Boulogne, vendido hace siete años por unos 5,2 millones de dólares, y que ahora espera rematarse por entre 4 y 6 millones. El De la Tour se vendió por 3,7 millones de dólares, y el De Boulogne alcanzó los 4,9 millones.
Obras maestras holandesas de la colección Theiline Scheumann en Sotheby’s, 26 de enero de 2023
Lamentablemente, la subasta titulada “Obras maestras holandesas de la colección Theiline Scheumann” no incluye ninguna obra maestra, sino apenas una docena de interesantes pinturas del Siglo de Oro holandés. No obstante, reconozco haber pasado un buen rato apreciando el sentido del humor de “Paisaje invernal con patinadores y pueblerinos en un río helado junto a una torre”, una de las típicas escenas invernales de Barent Avercamp (estimación de preventa de entre 400.000 y 600.000 dólares) en la que varios personajes pasan un rato agradable (en muchos sentidos) sobre la superficie de un río helado. Nadie pareció compartir el semioculto humor de esta pintura, que no encontró comprador. Más éxito tuvo «Una joven con una carta a la luz de las velas» de Frans van Mieris the Elder, rematada por 2,7 millones de dólares frente a una estimación de entre 1,5 y 2 millones.
Disculpe, caballero… No puede hacer eso ahí… ¡CABALLERO, NO HAGA ESO AHÍ! (“Paisaje invernal con patinadores y pueblerinos en un río helado junto a una torre” de Barent Avercamp)
Pintura antigua en Sotheby’s, 26 de enero de 2023
La obra con una estimación más alta de esta subasta (entre 3 y 5 millones de dólares) es un “Retrato de un joven con una pluma y una hoja de papel, posiblemente un autorretrato del artista”, que Sotheby’s atribuye a Bronzino. Agnolo di Cosimo, conocido como Bronzino (1503-1572) es una de las grandes figuras del Manierismo florentino, y la aparición de una obra suya en el mercado es algo muy poco usual. En los últimos diez años, tan solo una pintura con una atribución más o menos convincente a Bronzino ha aparecido en subasta: el ”Retrato de un joven con un libro” que Christie’s ofreció en 2013 por un precio de entre 12 y 18 millones de dólares y que, tras no lograr encontrar comprador, fue vendido dos años después por 9,1 millones de dólares. Por si fuera poco, la posibilidad de que se trate de un autorretrato del artista añade interés a la obra.
Ahora bien, ¿es la atribución a Bronzino firme? Difícilmente puede decirse que lo sea. Como señala Sotheby’s, la obra estuvo en el pasado atribuida tanto a Bronzino como a otros manieristas de su época como Francesco Salviati o incluso Jacopino del Conte. La comparación con otras obras de Bronzino que Sotheby’s incluye en el catálogo (como el retrato de Lodovico Capponi de la Frick Collection o el retrato de joven del Metropolitan) no resulta muy favorable para esta pintura, menos atractiva que ellas, si bien el retrato de Lorenzo Lenzi (una de las primeras obras de Bronzino) puede apoyar el optimismo de Sotheby’s. En el catálogo se menciona como “las manos cilíndricas y las uñas redondas del joven, que difieren notablemente de las manos atenuadas que aparecen en los retratos de Pontormo, recuerdan a las del ‘Retrato de la mujer de rojo’ del Museo Städel y el ‘Retrato de la mujer de verde’ de la Colección Real británica.” La posición de la mano que sostiene la pluma, sin embargo, también difiere de la del ya mencionado ”Retrato de un joven con un libro” vendido en 2015, aunque al no ser esa pintura una obra de atribución segura podría ser arriesgado emplearla como referencia. La posibilidad de que la figura retratada sea un autorretrato del artista es -como se indica en el catálogo- tan solo una posibilidad sugerida por el profesor Carlo Falciani. Este Bronzino se remató por 10.665.000 dólares, un enorme éxito que hace que esta pintura bata -de forma totalmente inesperada- el récord de subasta para el artista.
“Retrato de un joven con una pluma y una hoja de papel” atribuido a Bronzino
Pero, independientemente de la conclusión a la que cada estudioso pueda llegar, me gustaría aprovechar el comentario a esta obra para incidir en una idea que ya he comentado en otras ocasiones: el uso más que excesivo, por parte de las casas de subastas, de la categoría de “obra maestra”. En el catálogo de esta obra, Sotheby’s define este retrato como “una obra maestra del Cinquecento florentino.” Teniendo en cuenta además el título de las otras dos subastas de Sotheby’s (“Obras maestras de la colección Fisch Davidson” y “Obras maestras holandesas de la colección Theiline Scheumann”) parece un claro caso de que “si todo es maravilloso entonces nada es maravilloso”. Respetando todas las opiniones al respecto de esta obra, personalmente me parece más apropiado reservar la categoría de “obra maestra del Cinquecento florentino” a obras como “La Virgen, el Niño Jesús y Santa Ana” de Leonardo o “El Descendimiento de la cruz” de Pontormo.
Una pintura que ha tenido mucho menos “hype” que el Bronzino, además de una estimación de preventa mucho menor (entre 1,5 y 2 millones de dólares es el “Retrato de mujer con corona de laurel, de medio cuerpo” de Sebastiano del Piombo. Creo que no debería haber razón para ello. Sebastiano del Piombo es uno de los grandes nombres del Renacimiento italiano (en ningún modo de menor importancia que Bronzino), una figura interesante entre el Alto Renacimiento y el Manierismo que -pese a quedar oscurecida en gran parte por la fama de Rafael- combina de forma única las características de las escuelas venecianas y romanas. Y sus obras no son precisamente abundantes en el mercado. En los últimos cinco años, solo tengo registro de dos obras: otro Del Piombo “redescubierto” (“La visión de San Antonio Abad”) que Christie’s subastó por algo más de 3,1 millones de dólares; y un pequeño y muy dudoso “Retrato de un hombre con armadura, posiblemente Ippolito de’ Medici” que Sotheby’s intentó vender por un precio de salida cercano al millón de libras, pero sin encontrar comprador. Esta bella pintura no encontró comprador.
“Retrato de mujer con corona de laurel, de medio cuerpo” atribuido a Sebastiano del Piombo
Al igual que ocurre con el “Bronzino”, está el tema de la atribución. Y, aunque lejos de resultar segura, parece razonablemente convincente. De esta composición se conocen tres versiones, una de las cuales (de menor calidad y en un estado de conservación lejos de resultar perfecto) fue subastada hace unos siete años por apenas 56.250 libras, lo que indica de forma clara que nadie -o prácticamente nadie- la consideró como auténtica. La versión que se incluye en esta subasta es desde luego una pintura de gran calidad, y según Sotheby’s el análisis por infrarrojos ha revelado la presencia de pentimenti en varias áreas de la pintura. Pese a que sigo defendiendo que la presencia de pentimenti no significa necesariamente que la pintura no pueda ser una copia (como a menudo parecen concluir las casas de subastas), sí es un punto a favor de la atribución a Sebastiano.
Sigamos con obras de atribución no demasiado comprobada: un “Ecce Homo” subastado hace tres años como atribuible al “Estudio de Tiziano” aparece en esta subasta atribuido al maestro conocido en su época como “el sol entre las estrellas”, y con una estimación de entre 1,5 y 2 millones de dólares (se remató por 2,1 millones). Sotheby’s indica que “la reciente limpieza de este repinte posterior ha revelado que la obra es, en palabras de Paul Joannides, ‘totalmente autógrafa’”. Un pequeño “Retrato de un hombre con bigote y barba”, atribuido a Annibale Carracci, sale a subasta con una estimación de entre 150.000 y 200.000 dólares.
“Cristo copypasteando bendiciendo a los niños” del Maestro H.B. con la Cabeza de Grifo
He pasado un tiempo considerable estudiando el “Cristo bendiciendo a los niños” (estimación de preventa de entre 400.000 y 600.000 dólares) que Sotheby’s atribuye al artista conocido como Maestro H.B. con la Cabeza de Grifo, intentando encontrar algo inteligente que comentar, algún contexto que aportar, alguna luz que arrojar, pero me rindo: absolutamente todo en esta pintura es extraño. El artista es extraño, sin existir prácticamente más información sobre el que la relacionada con esta obra; la obra es extraña, una especie de mosaico sin perspectiva ni expresiones; hasta la procedencia es extraña, sin información hasta que la obra fue subastada en Florida hace unos tres años. Pero dentro de esta extrañeza la obra posee un también extraño magnetismo proto-folk. En el catálogo, Sotheby’s indica que “en una época en la que las tasas de mortalidad infantil eran extremadamente altas, una pintura como ésta, con una función casi apotropaica, habría atraído a los ricos mecenas alemanes que esperaban proteger a sus hijos. Para el ojo moderno, sin embargo, la pintura evoca un encanto particular que no se encuentra a menudo en las típicamente más sombrías pinturas religiosas de la época.” Este cuadro extrañamente inquietante se vendió por 441.000 dólares.
Una de las pinturas más interesantes y enigmáticas de la subasta es una pequeña “Natividad” atribuida al Maestro de la Anunciación Spinola. Pintada hacia 1310-1320, forma parte de un grupo de cuatro pinturas de similar estilo y dimensiones que debieron formar un díptico o un políptico. La obra fue subastada por última vez en la Galerie Koller de Zúrich, y procede de una colección particular que, de acuerdo con el catálogo de la exposición “Florence at the Dawn of the Renaissance” (Getty Museum, 2012-2013), es la Colección Alana, una de las mejores colecciones privadas de pintura gótica y renacentista del mundo, y que recientemente ha vendido alguna de las obras de la colección. Esta diminuta pero excelente pintura estuvo en el pasado atribuida a Giotto o a su círculo inmediato, y posee una estimación de preventa de entre 2 y 3 millones de dólares, la segunda más alta de la subasta junto con “El cortejo nupcial” de Pieter Brueghel el Joven, un “Estudio para San Jerónimo” de Sir Anthony van Dyck, y un estudio para “Helmingham Dell” de John Constable. La «Natividad» se remató por 2,4 millones de dólares.
El placer de mirar sin ser vistos: “Sacred nook in Virginia” de Frank Buchser
Hablando de extrañezas, la inclusión en esta subasta de “Sacred nook in Virginia” (1867, estimación de preventa de entre 150.000 y 200.000 dólares) de Frank Buchser es un tanto inusual, teniendo en cuenta que al día siguiente se celebra la subasta de “The European Art Sale Part I”, donde esta obra hubiera estado más contextualizada. En cualquier caso es una obra hermosa, que parece más una escena mitológica de una ninfa en la fuente que un paisaje real. En este sentido, Sotheby’s indica que “trabajando en un estilo protoimpresionista, Buchser parece más preocupado por crear un efecto atmosférico que por representar la escena con precisión topográfica; de hecho, el paisaje está representado desde un punto de vista vertiginoso, como si el espectador estuviera flotando en medio de la corriente. La mujer desnuda, cuyo vestido rosa y sombrero yacen desechados en la orilla del río, parece ignorar felizmente que es objeto de la atención del artista, lo que acentúa la sensación de placer voyeurista.”
Otras obras interesantes son “La destrucción del palacio de Armide” (1737, estimación de preventa de entre 600.000 y 800.000 dólares), un tour-de-force Rococó de Charles-Antoine Coypel, hijo del más famoso Antoine Coypel, y una “Burla de Cristo” atribuido a un artista del Círculo de Caravaggio, que tiene una modesta estimación de entre 80.000 y 120.000 dólares
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