Salvador Dalí
Les Fires de Figueres
© Salvador Dalí, Fundació Gala-Salvador Dalí, Figueres, 2004
La Fundació Dalí compra ‘Las ferias de Figueres’ La Fundació Dalí ha presentado la última adquisición de obra de Salvador Dalí: un temple sobre cartón titulado ‘Las ferias de Figueres’, de c. 1922, que ya se había visto en el Teatro-Museo Dalí en calidad de cesión temporal desde 1992, y que ha sido adquirido a su propietario]]>
27 de agosto de 2010, fuente: Fundació Dalí
La pintura acaba de llegar de París donde ha sido protagonista de la exposición Dreamlands celebrada en el Centro Pompidou de la capital francesa
Contexto de la obra
Si nos fijamos en los mundos que rodean al joven Dalí, veremos como el paisaje, el de Cadaqués, pero también el de Figueres y su entorno, y los festejos que se celebran en ambas poblaciones, son temas recurrentes, entre otros, en los primeros años de la década de los veinte. Las ferias, y las de Figueres especialmente, fascinaron al joven Dalí que podía vivirlas y verlas de muy cerca, desde su casa, del piso donde vivía y que se abría a la plaza de la Palmera, lugar donde acontecían. Las ferias de Figueres tienen lugar en torno al 3 de mayo, cuando se celebra la festividad de la Santa Cruz. El año que Dalí pinta este temple también tiene lugar, con motivo de la inauguración de la Biblioteca Popular de Figueres, la Exposició d’Artistes Empordanesos en el Casino Menestral. La primera obra del pintor que encontramos en el catálogo es La Feria que podría ser perfectamente la que presentamos hoy, aunque no podemos saber con precisión de qué pintura se trata, ya que pinta varias obras con esta temática.
La implicación del joven pintor con su ciudad es debida seguramente tanto por su admiración por la figura del padre, quien participa de forma activa en la vida social y cultural del municipio, como por sus propios intereses. Así, en el instituto colabora en la revista Studium que, de enero a junio de 1919, publica un grupo de estudiantes y amigos del Instituto de Figueres y participa en la que será su primera exposición oficial, ese mismo año, en una muestra celebrada en los salones de la Societat de Concerts del Teatro Municipal de Figueres.
No es extraño, pues, que en 1921, después de haber diseñado junto con Joan Subias una carroza para la cabalgata de reyes de su ciudad natal, reciba el encargo de realizar dos carteles para las Ferias de la Santa Cruz. Del primero, que representa a los gigantes del municipio, sólo se conserva algún cartel. El segundo es un temple que, con el nombre de Ferias y Fiestas de la Santa Cruz, se encuentra en el Salvador Dalí Museum de San Petersburgo (Florida). Estos dos carteles levantaron una cierta polémica en la ciudad, como podemos leer en un artículo de la época dedicado a Salvador Dalí Domènech, ya que rompían con la estética más realista de años anteriores. Al año siguiente, realizará este temple que hoy presentamos, Las ferias de Figueres, y que se utilizó como imagen para un programa de mano de las ferias.
El tema de las ferias, sin embargo, no es casual. Dalí inicia su carrera buscando la vida moderna a través de la elección de unos temas (la multitud, el ocio, la ciudad) que, al enfrentarse con ellos, le sirven de desencadenante para conseguir un nuevo lenguaje. El uso de técnicas pictóricas como el temple o seguramente la aguada (como en el caso de la obra que ilustra otro de los programas de mano para las ferias de 1922) y la simplificación en la representación, le permite, a partir de los temas seleccionados, el descubrimiento de un lenguaje moderno.
Buen ejemplo de este hallazgo es la pintura que presentamos, donde la gente que se pasea por el entramado de la feria está representada por colores vivos y trazos esquemáticos propios de un cartel publicitario, un tipo de trabajo que, como hemos visto, llevaría a cabo en más de una ocasión. Dalí, en estas obras, se muestra influido por las corrientes novecentistas catalanas y realiza una serie de estampas populares y festivas, utilizando el temple, hecho que recuerda a Xavier Nogués, o imitando la estructura y los colores de Joaquim Sunyer. En el cuadro aparecen futbolistas, toreros, payasos, gitanos, gigantes, el mundo del circo, el tiovivo, las chicas jóvenes que aparecen con vestidos llamativos y se cubren con un abanico, los chicos que las persiguen, unos “señores” de Figueres arreglados para asistir a los espectáculos, etc. En palabras del pintor, cuando recuerda las ferias desde Madrid: “Pero poco a poco toda la plaza es una gran bandera, hecha con muchas banderas pequeñas, ¡y he aquí que llega un día en que toda la plaza se convierte en una gran caja de música! Todos los balcones se han abierto para escucharla. La feria es un gran bazar-viviente.”
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