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Claude Monet

Mi único mérito es haber pintado directamente frente a la naturaleza, buscando plasmar mis impresiones de los efectos más fugaces, y todavía lamento mucho haber dado nombre a un grupo cuya mayoría no tuvo nada de ‘impresionista’.

Claude Monet, seis meses antes de morir.

Claude Monet (1840-1926) es el pintor impresionista por antonomasia, un genio longevo y prolífico, audaz y aparentemente incansable, nunca un teórico pero con una dedicación obstinada hacia la experimentación, que durante sus siete décadas de carrera se dedicó a explotar como ningún otro las posibilidades artísticas abiertas por el Impresionismo. Mientras que pintores como Cézanne o Gauguin abandonaron pronto el movimiento impresionista en busca de nuevos caminos hacia la modernidad, Monet fue “el más fiel de todos los pintores (…) al impresionismo como tal, el único que hizo del positivismo y el materialismo pictórico de la sensación el programa de toda su carrera, llevándolo hasta las últimas consecuencias” (J.M. Faerna García-Bermejo, “Monet”, 1994). Y, no obstante, esta aparente “autolimitación” no impidió que la experimentación de Monet llevara, durante la última etapa de la carrera del artista, a que su obra trascendiera del propio impresionismo para situarse un terreno cercano a la vanguardia y a la abstracción.

Imagen: Claude Monet: “Autorretrato con boina”, 1886. Óleo sobre lienzo, 46 x 56 cm. Colección privada.

En la obra de Monet se produce la paradoja de que, ante la indiscutible belleza de muchas de sus pinturas, el espectador puede tener la tentación de calificar a Monet como simplemente un talentoso pintor “decorativo”, obviando las innovaciones que surgieron de su obra. Y, en el fondo, es posible que tal calificación no hubiera molestado a Monet, quien escribió que “todo el mundo discute mi arte y pretende comprender, como si fuera necesario comprender, cuando simplemente es necesario amar

Nacido en París en 1840, se trasladó junto con su familia a Le Havre, donde comenzó su formación como pintor. Siendo aún un adolescente, conoció al pintor Eugène Boudin, con quien aprendería a pintar ‘en plen air’. Boudin, junto con Johan Barthold Jongkind, a quien conocería pocos años después, fueron los principales maestros de Monet. A principios de la década de 1860, Monet reside en París, tomando contacto con otros pintores de lo que posteriormente sería conocido como el grupo impresionista, Pierre Auguste Renoir y Frédéric Bazille. En este periodo, que podemos llamar “pre-impresionista”, Monet crea ya algunas obras de notable importancia, como “Le déjeuner sur l’herbe” (1865-66, París, Musée d’Orsay) o “La terraza de Sainte-Adresse” (1867, Metropolitan Museum de Nueva York). Podría decirse que el estilo impresionista de Monet ya era plenamente apreciable en 1869, cuando el artista pinta dos obras extraordinarias: «La Pie» («La urraca», descrita por el Museo de Orsay como «la obra en la que nació el paisaje impresionista, cinco años antes de la primera exposición oficial en la que el movimiento recibió su nombre» y “Bain à la Grenouillère” (Metropolitan Museum de Nueva York). De acuerdo con Karin Sagner-Düchting, «en estas obras se ha querido ver, con razón, el comienzo de la libre y espontánea pincelada impresionista que descompone el objeto en incontables manchas aisladas, motas y rayas» (Karin Sagner-Düchting, “Claude Monet”, 1990).

Pero es en la década siguiente cuando Monet logra su madurez artística. En 1871, un año después de contraer matrimonio con Camille, se traslada con su familia a Argenteuil, una tranquila población a orillas del Sena. En 1874, Monet expone en la “Première Exposition Impressionniste”, donde una de sus obras, “Impression, soleil levant” (1872, Musée Marmottan Monet de París) provoca las burlas de la crítica, que despectivamente bautiza al grupo de pintores como “impresionistas”. Si bien las ideas artísticas propias del impresionismo se venían gestando desde hacía al menos 10 años, de forma “oficial” se considera este momento como el nacimiento del impresionismo.

Claude Monet: “Grenouillère”, 1869-70. Óleo sobre lienzo, 75 x 99,7 cm. Metropolitan Museum, Nueva York. Claude Monet: “Impression, soleil levant (Impresión, sol naciente)”, 1872. Óleo sobre lienzo, 48 x 63 cm. Musée Marmottan Monet de París.

La muerte de su mujer Camille, acontecida en 1878, no solo afectó a Monet en el plano personal, sino también en el económico. Sin la ayuda de la familia de Camille, Monet se vio obligado a recurrir a donaciones de amigos y compañeros para poder sobrevivir. En 1880 se traslada a Vétheuil, y durante esa década su situación económica va mejorando lentamente, lo que le permite hacer viajes por distintas zonas costeras, desde Normandía hasta el Mediterráneo, incorporando nuevos colores a su paleta, y alquilar, en 1883, una casa con jardín en Giverny, donde crearía, años después su célebre serie de “Nenúfares”.

La de 1890 fue la “década prodigiosa” de Monet, creando sus famosas e importantísimas series de pinturas: los “Almiares” en 1890-91, los “Álamos” en 1891, y su “Catedral de Rouen” en 1892-94. Estas obras no solo supusieron un éxito inmediato para Monet, sino que influirían en muchos pintores posteriores, desde Kandinsky hasta Lichtenstein. En opinión de Christoph Heinrich, «otros artistas anteriores habían pintado varias veces el mismo motivo con diferentes variaciones. Pero lo que convierte en serie a los cuadros de Monet es el esfuerzo de acompañar la misma disposición del cuadro por los estados más diversos«. En la serie de la Catedral de Rouen, la más audaz de todas ellas, «el motivo no sólo pierde sus detalles, sino también su naturaleza y su singularidad material» (Christoph Heinrich, «Monet», 1994).

Claude Monet: “Meules”, 1890. Óleo sobre lienzo, 72,7 x 92,6 cm. Colección privada. Claude Monet: “La Catedral de Rouen, mediodía”, 1892-94. Óleo sobre lienzo, 99.7 x 65.7 cm. Metropolitan Museum, Nueva York.

Ya entrado el siglo XX, Monet se concentra casi en exclusiva en su serie de “Nymphéas” (“Nenúfares”). Trabajando compulsivamente, en compañía de su nueva mujer, Alice, Monet pintó en Giverny cientos de lienzos de estas plantas acuáticas en diferentes formatos y tamaños. Su salud empeoraba, y su visión, afectada por cataratas, dificultaba su tarea como pintor. Por esa razón, su frustración iba en aumento, y el propio Monet admitió haber destruido docenas de lienzos, insatisfecho por el resultado.

Monet falleció en 1926 a los 86 años de edad. Legó gran parte de sus obras, así como su casa y jardín de Giverny, al Estado francés. Hoy en día, no sería descabellado proponer a Monet como el artista más apreciado por el gran público, tanto por aquellos de gusto “clásico”, que apreciarán la belleza y la armonía de sus pinturas, como por los más modernos, que comprenderán la imprescindible contribución del artista francés al desarrollo del arte del siglo XX.

Texto: G. Fernández · theartwolf.com

Claude Monet: «Nympheas et Pont japonais», 1916-1919. Óleo sobre lienzo, Princeton University Art Museum. Claude Monet: «Saule pleureur et bassin de nympheas», 1916-1919. Óleo sobre lienzo, colección privada.

Obras Maestras de Monet

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