Li Cheng · Templo Solitario
ca.960 a.c. Tinta sobre seda, 111.76 x 55.88 cm. Nelson-Atkins Museum of Art, Kansas City
Durante la dinastía Song (960–1279) el shan shui (pintura china de paisajes) alcanzó un desarrollo excepcional. La idea taoísta de que el ser humano no es más que una minúscula presencia en medio de la inmensidad del Cosmos inspiró a los pintores de la época, especialmente durante el periodo Song del Norte (960-1127). Es tal la cantidad y calidad de los paisajes de este periodo que éste debería considerarse como una de las épocas doradas de la pintura de paisajes de todos los tiempos, junto al impresionismo o el paisajismo holandés del siglo XVII.
Durante este periodo, los nuevos emperadores se interesan por la expresión artística y comienza un nuevo mecenazgo. Por otro lado, la popularización del rollo vertical permite nuevos avances en la representación del paisaje y los elementos naturales, y la investigación de los efectos espaciales y volumétricos.
Esta obra de Li Cheng es una buena muestra de todo esto. El templo budista se ha representado desde una distancia considerable que permita apreciar la grandiosidad del paisaje montañoso circundante. La evidente verticalidad se ve enfatizada por las tres poderosas cataratas que rodean el templo y alimentan el caudaloso río que dos hombres se disponen a cruzar por el pequeño puente, representado con un naturalismo excepcional. La composición es una verdadera obra maestra, y su pequeño formato no le resta fuerza ni efectividad.
Texto: G. Fernández, theartwolf.com
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