Paul Klee · Pequeño paisaje rítmico
Paul Klee (Austria, 1879-1940), c.1920, óleo sobre lienzo montado sobre cartón, 27.8 x 21.5 cm. Colección privada
Pocos artistas son tan difíciles de clasificar como Paul Klee, un innovador imprescindible en una época llena de cambios artísticos. Etiquetado en ocasiones como expresionista, en otras como surrealista, cubista o incluso futurista, es en realidad un artista que maneja sus propios códigos y bebe de sus propias fuentes, tan dispares como el orientalismo y la música, teniendo una influencia extraordinaria en el arte de décadas posteriores.
En 1914, Klee viaja al norte de África, y queda impresionado por el colorido de la región. “El color me posee, me poseerá siempre”, escribe en si diario, añadiendo que “los setos y arbustos se unen y crean un bello ritmo de manchas”. Este concepto de la pintura como rítmo, también derivado de su afición a la música, es clave para comprender la obra de Paul Klee.
Esta pequeña pintura es un claro ejemplo del estilo de Klee. “Pequeño paisaje rítmico” no representa ningún paisaje en particular, sino que es un escenario donde el artista distribuye los elementos de la naturaleza (luz, color, espacio…) creando una pequeña sinfonía pictórica. Los árboles, como notas de un pentagrama, dotan de ritmo a la composición.
Hacia 1920, cuando esta obra fue creada, Walter Gropius invitó a Klee a compartir su maestría en la Escuela de la Bauhaus, donde fue un brillante profesor de Teoría del Color y su mezcla.
G. Fernández – theartwolf.com
Paul Klee: «Paisaje con pájaros amarillos» (1923)
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