Giotto di Bondone · La masacre de los inocentes
1304 – 1306 – Fresco sobre pared – Capilla Scrovegni, Padua
«Credette Cimabue nella pittura / Tener lo campo, ed ora ha Giotto il grido/ sì, che la fama di colui oscura (Creía Cimabue en la pintura / ser el maestro, y ahora Giotto es la referencia / y la fama del otro se ha oscurecido)»
Dante, Divina Comedia
Cuenta Vasari que cierto día, el pintor florentino Cimabue iba caminando por el campo cuando observó sorprendido a un joven pastor, apenas un niño, que pintaba con tiza blanca e inusual soltura unas ovejas sobre una roca. El realismo de las pinturas maravilló a Cimabue. Al preguntar el maestro por su nombre, el chico respondió: «me llamo Giotto, y mi padre se llama Bondone«.
Sea cierta o no esta anécdota, lo cierto es que sirve para comenzar a resumir las principales características pictóricas que hicieron de Giotto di Bondone (1266-1337) el renovador de la pintura occidental, y una de las principales figuras de la historia del Arte. El arte como expresión de los sentimientos renace con obras como ésta frente a la hierática tradición tardobizantina. Basta con observar los desgarradores rostros de las madres frente a la inevitable muerte de sus hijos para comprender de lo que estamos hablando. Giotto es a la pintura occidental un fenómeno al cual todos intentan seguir pero nadie consigue alcanzar, ni mucho menos superar, hasta la aparición de Fra Angelico y los primitivos flamencos de comienzos del siglo XV.
Texto: G. Fernández, theartwolf.com
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