Yayoi Kusama: “Aftermath of Obliteration of Eternity”.
‘Yayoi Kusama: Espejos Infinitos’ – High Museum of Art El High Museum of Art presenta ‘Yayoi Kusama: Espejos Infinitos’, un viaje único a través de más de 60 años del genio creativo de Kusama, centrándose en la evolución de sus famosos entornos caleidoscópicos llamados ‘Salas de Espejos Infinitos’. Del 18 de noviembre de 2018 al 17 de febrero de 2019.]]>
Fuente: High Museum of Art
La exposición está formada por seis de estas salas, así como por instalaciones adicionales a gran escala, esculturas, pinturas, trabajos en papel, fotografías y películas creadas desde principios de los años cincuenta hasta el presente. La artista de 89 años, considerada como una de las artistas más influyentes del siglo XX, sigue siendo muy activa en su estudio de Tokio. Las nuevas obras de la exposición incluyen pinturas de colores vibrantes y la recientemente completada Infinity Room «Todo el amor eterno que tengo a las calabazas» (2016), llena de docenas de esculturas de calabazas con puntos de color amarillo brillante, típicas de la obra de Kusama.
«Yayoi Kusama: Infinity Mirrors» comienza con la instalación original de la artista, «Infinity Mirror Room – Phalli’s Field» (1965/2016), que presenta una vasta extensión de tubérculos blancos con manchas rojas en una habitación forrada con espejos, que crea una deslumbrante ilusión de espacio infinito. Las características composiciones con puntos negros de la artista aparecen en «Dots Obsession: Love Transformed to Dots» (2007), una habitación abovedada rodeada de inflables suspendidos del techo. Creaciones más recientes de la artista, con luces LED que parecen extenderse infinitamente, aparecen en “Aftermath of Obliteration of Eternity” (2009) y “Infinity Mirrored Room: The Souls of Millions of Light Years Away” (2013 ).
También se puede ver en la exposición una selección de más de 60 pinturas, esculturas y obras en papel, incluidos muchos de los collages que Kusama expone con poca frecuencia, realizados después de regresar a Japón tras una estadía en la ciudad de Nueva York desde 1957 hasta 1973. La exposición concluye con la emblemática instalación participativa de Kusama, «The Obliteration Room» (2002), una réplica en blanco de un entorno doméstico tradicional. Al entrar, se invita a los visitantes a que cubran la superficie de la sala con adhesivos de lunares multicolores, que engullen gradualmente todo el espacio.
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