Émile Gilliéron père. Figura alada de tres cuerpos con una cola de serpiente, comúnmente conocida como “Barbazul” (detalle), 1919. The Metropolitan Museum of Art, Dodge Fund, 1919.
Acuarelas de la Acrópolis: Émile Gilliéron en Atenas El Museo Metropolitano de Arte presenta la exposición ‘Acuarelas de la Acrópolis: Émile Gilliéron en Atenas’. Del 13 de mayo de 2019 al 3 de enero de 2020.]]>
Fuente: Metropolitan Museum of Art
La exposición presenta tres dibujos de casi 4 metros de largo, así como dos ejemplos más pequeños, que representan esculturas arquitectónicas con los temas mitológicos de la Acrópolis de Atenas. Las esculturas decoraron edificios que fueron destruidos a principios del siglo V a.C. Las acuarelas demuestran el excepcional dominio de Gilliéron de un medio artístico tan difícil de aplicar a obras de gran tamaño.
Las cinco acuarelas, que representan esculturas de la Acrópolis de Atenas, representan un grupo especial en virtud de su tamaño y evolución. Una investigación reciente revela que Gilliéron estuvo presente cuando las esculturas originales se excavaron en la década de 1880. Las tres obras más grandes representan las esculturas que se cree que decoraron el frontón de un templo muy grande, conocido como el «Hekatompedon» («el de cien pies»). En el centro, dos leones atacan a un toro joven. A la izquierda, el héroe griego Hércules lucha con Tritón, una criatura marina; a la derecha, una figura alada de tres cuerpos y cola serpenteante sostiene fuego, agua y un ave. Los dibujos de los grupos de las esquinas son del mismo tamaño que las esculturas originales, mientras que el dibujo de los animales está creado a la mitad del tamaño del original. Las dos esculturas más pequeñas, de diferentes edificios no identificados, representan dos mitos más que involucran al héroe griego: uno muestra a Herakles matando a la Hidra de Lerna, una temible criatura cuyas cabezas volvieron a crecer tan rápido como fueron cortadas, y el otro muestra a Herakles en el Olimpo, el hogar de los dioses, al final de sus pruebas. Las esculturas originales datan de aproximadamente 575–560 a. C. y, desde el momento en que salieron a la luz, despertaron el interés hacia los posibles colores con los que podrían haber sido pintadas en la antigüedad.
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