Claude Monet, Nymphéas, 1914-1917
© Fondation Beyeler, Riehen/Basel
Últimas obras. Manet a Kippenberger- Schirn Kunsthalle La exposición se centra en las últimas obras que varios artistas produjeron en la última parte de su carrera, y que en cierto modo culminan el trabajo de toda una vida.
En el Schirn Kunsthalle de Frankfurt – Del 28 de febrero al 2 de junio de 2013.
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Fuente: Schirn Kunsthalle Frankfurt
La exposición muestra una interesante selección de catorce tendencias artísticas desde finales del siglo XIX hasta el presente. Con cerca de noventa obras, la muestra abarca desde artistas como Édouard Manet, Claude Monet, Alexej von Jawlensky, Henri Matisse, Francis Picabia, Ad Reinhardt, y Georgia O’Keeffe hasta Giorgio de Chirico, Bas Jan Ader, Walker Evans, Willem de Kooning, Andy Warhol, Stan Brakhage, y Martin Kippenberger. Se exponen tanto obras famosas del final de la vida de un artista como otras que son casi desconocidas: cada uno de los artistas seleccionados produjo un conjunto de obras cuyo carácter «final» ofrece una visión especial, a veces innovadora, de su respectivo creador, y plantea una serie de preguntas sobre el inminente fin de su actividad artística.
La presentación en el Schirn no está estructurada cronológicamente, sino que ofrece confrontaciones fascinantes de dos artistas que entran en un diálogo inesperado. Los famosos «nenúfares» de Claude Monet, por ejemplo, se encuentran en compañía de las naturalezas muertas con las que Édouard Manet, en 1882/83, dio expresión a su actitud positiva hacia la vida apenas unas semanas antes de su prematura muerte. Las últimas obras abstractas de Willem de Kooning se muestran junto a los collages de Jazz que marcaron el comienzo de la última fase creativa de Henri Matisse, cuando el artista tenía casi ochenta años.
En conjunto, las obras presentadas revelan aspectos muy diferentes de la inminencia del fin de la actividad artística: la libertad recién obtenida y confianza en sí mismo, una mayor productividad, los procesos de reorientación derivados de las restricciones físicas, reflexiones sobre los propios principios, o la insistencia estoica en el camino elegido entran en juego, al igual que muestras de desdén hacia el propio destino, el azar y la repetición. Por último, la exposición de los cuadrados en blanco y negro de Ad Reinhardt (que datan desde 1960 hasta 1966) brinda la oportunidad de explorar el compromiso estético con el «último trabajo» y el fin de la pintura.
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