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theArtWolf.com – HAMMERSHØI Y DREYER en el CCCB

Dreyer

Dies Irae / Day of Wrath

 

Dreyer

La paraula / La palabra / The word

 

Dreyer

Michael ( Mikaël ), 1924

 

Dreyer

Vampyr, 1932

HAMMERSHØI Y DREYER

Exposición en el CCCB, Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB)

25 de enero – 1 de mayo de 2007Conferencia de prensa: jueves, 25 de enero a las 12.00 hInauguración: jueves, 25 de enero a las 19.00 h

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El CCCB presenta la exposición Hammershøi y Dreyer que, por vez primera, reúne la producción de los dos artistas daneses más universales de todos los tiempos: el pintor Vilhelm Hammershøi (Copenhague, 1864–1916) y el cineasta Carl Theodor Dreyer (Copenhague, 1889–1968). La muestra es una coproducción del CCCB y el Ordrupgaard de Copenhague, donde puede visitarse hasta el 7 de enero de 2007. En el CCCB podrá verse del 25 de enero al 1 de mayo de 2007.

Esta exposición supone la presencia por primera vez en el Estado español de la obra de Hammershøi, con 36 piezas esenciales. Hasta hoy sólo se habían presentado antológicas del pintor danés en París, Nueva York y Hamburgo.

Los artistas

De Hammershøi su profesor de dibujo dijo: «Tengo un alumno que pinta de una forma verdaderamente extraña. No le entiendo, creo que llegará a tener prestigio e intento no influir en él».

La obra de Hammershøi se circunscribe a unos pocos motivos pictóricos: los retratos de familiares y amigos, los interiores de las estancias en que vivió, edificios monumentales de Copenhague y Londres, y los paisajes de la isla danesa de Selandia. Los motivos reaparecen una y otra vez en sus telas. En ellas no hay acción, sino que están impregnadas de un aura fundamental: tras la calma extrema y la inmovilidad, se percibe la amenaza de un elemento indefinible cercano a la muerte. La escala de colores de Hammershøi es muy limitada, dominada por los tonos grises.

Carl Theodor Dreyer es la figura más importante del cine danés. Sus películas depuran la plástica de la luz y la sombra y se caracterizan por la búsqueda infatigable de verdades espirituales y de la belleza. A lo largo de cuarenta años filmó tanto películas mudas como sonoras, entre las que pueden citarse El Presidente (Præsidenten, 1918), Michael (Mikaël, 1924), El señor de la casa (Du Skal Ære Din Hustru, 1925), La Pasión de Juana de Arco (La Passion de Jeanne d’Arc, 1927), Vampyr (1932) y Dies Irae (Vredens Dag, 1943). En 1955 Dreyer gana el primer premio del Festival de Cine de Venecia con la película La palabra (Ordet). Su último filme, Gertrud (1964), es muy controvertido, pero obtiene el premio danés Bodil como mejor película del año. Hoy en día se le considera como uno de los diez mejores filmes de la historia del cine.

Las analogías

La exposición que presenta el CCCB pretende, en primer lugar, dar a conocer a dos autores muy reconocidos por la historia de la pintura y la cinematografía, pero escasamente conocidos fuera del ámbito danés. La de Barcelona es sólo la cuarta exposición internacional que se dedica a Hammershøi. Las películas de Dreyer se proyectan muy de vez en cuando y ésta es una de las primeras veces que se presentan en una exposición.

El segundo reto de este proyecto es mostrar las fuertes relaciones visuales y creativas entre ambos artistas, así como en sus métodos, su comprensión íntima del arte y sus similitudes estéticas.

Hammershøi y Dreyer presentan muchas analogías temáticas y formales:

– Ambos comparten la convicción de que es en los espacios interiores (de una casa, de una imagen, de un rostro) donde se produce la mayor intensidad dramática.

– La forma de tratar la figura humana y, en concreto, la femenina: las enigmáticas mujeres de espaldas situadas en interiores domésticos remiten a la contemplación y el éxtasis del personaje, a su drama a puerta cerrada, incluso contienen el aroma de la muerte.

– El dominio de la luz sobre la escena es impecable en ambos artistas. Hammershøi sabe pintarla, Dreyer le concede ritmo.

– Los exteriores. Por un lado, están los paisajes, cargados de una atmósfera muy especial. Por el otro, los exteriores percibidos a través de las figuras esculturales, las ventanas y las puertas ajustadas de los espacios interiores representados.

La exposición

Como apuntan los comisarios de la exposición, Anne-Birgitte Fonsmark, Annette Rosenvold Hvidt, Casper Tybjerg y Jordi Balló, Dreyer fue seguramente “el mejor y quizá el único auténtico heredero de Hammershøi”. Sin embargo, el reto de la exposición no consiste sólo en subrayar las analogías de pintor y cineasta, sino en establecer la relación explícita entre la obra de los dos autores en un vaivén bidireccional. La exposición puede ayudarnos a entender algunas de las formas creativas del cineasta a partir del conocimiento de la obra del pintor, así como entender mejor la esencia del pintor tras conocer los filmes de Dreyer que se suceden.

Para lograr ese objetivo, se ha cuidado mucho la forma de exponer al público la obra de los dos autores convocados. Es por esta razón que el diseño de la muestra se ha encargado al equipo de arquitectos RCR Aranda Pigem Vilalta Arquitectes, de Olot, con la colaboración de Ventura-Llimona.

La muestra cuenta con 36 obras de Hammershøi y 12 montajes audiovisuales que mostrarán fragmentos de las películas de Dreyer. La exposición presenta igualmente fotografías y documentos procedentes de los archivos privados de ambos artistas, que permiten apreciar el proceso de reflexión y elaboración de sus creaciones.

La muestra arranca con Dreyer y se subraya la importancia de la luz en sus filmes. El recorrido prosigue con las telas de Hammershøi, que se presentan una a una para potenciar la relación íntima entre el espectador y la obra y transmitir las ideas cruciales de su pintura: la austeridad, la sobriedad, el silencio y la lentitud.

Dreyer sigue presente en todo el recorrido de las obras de Hammershøi, de modo que la visita a la exposición se convierte en una experiencia sensorial en que el espectador puede admirar las obras de Hammershøi a la luz de Dreyer.

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