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El Panteón Azteca y el Arte del Imperio, en el Museo Getty

Dioses Aztecas

Dioses Aztecas
Bernardino de Sahagún
1499–1590
Historia general de las cosas de Nueva España, tambien llamado el Códice Florentino. 1,
1575–1577
32×43 cm.
Biblioteca Medicea Laurenziana, Florencia, Italia, FI 100 Med.Palat.
218
Su concessione del Ministero per i Beni e le Attività Culturali.
È vietata ogni ulteriore riproduzione con qualsiasi mezzo.

Xochipilli

Xochipilli. Aztec, 1450–1521; found in Tlalmanalco. Basalt. Museo Nacional de Antropología, Mexico City, Mexico, 10-222116 0/2. CONACULTA-INAH-MEX © foto zabé. Reproduction authorized by the National Institute of Anthropology and History.

El Panteón Azteca y el Arte del Imperio

Como parte de los actos realizados en conmemoración del Bicentenario de la independencia de México, El Panteón Azteca y el Arte del Imperio revela un momento definitorio del encuentro cultural entre dos mundos. En el siglo XVI, la exploración y colonización europea de las Américas coincidió con el redescubrimiento renacentista de la antigüedad clásica, lo cual suscitó frecuentes paralelos entre dos grandes imperios—el azteca y el romano.
del 24 de marzo al 5 de julio de 2010

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Fuente: Museo Getty, Malibú
El Panteón Azteca y el Arte del Imperio, que se abrirá en la Getty Villa del 24 de marzo al 5 de julio de 2010, es la primera exposición de arte antiguo no pertenecientes al mundo del antiguo Mediterráneo celebrada en la Getty Villa, así como la primera exposición sobre el imperio azteca organizada en Los Ángeles. El punto de parida de esta exploración del arte monumental del imperio lo constituyen obras de arte de escultura azteca procedentes en su mayoría de las colecciones del Museo Nacional de Antropología y del Museo del Templo Mayor de la ciudad de México.

Entre los objetos más espectaculares de esta exposición se encuentra una escultura de pórfido verde del Museo Nacional de Antropología que representa la cabeza decapitada de la diosa guerrera Coyolxauhqui, cuya muerte a manos de su hermano, Huitzilopochtli, representa el mito fundacional del pueblo azteca.

El Códice Florentino—una crónica icono de la cultura y la historia azteca que se conserva en la Biblioteca Medicea Laurenziana de Florencia, Italia—regresa al Nuevo Mundo con motivo de esta exposición después de más de cuatro siglos de ausencia y crea el marco para la comparación entre el panteón azteca y el romano, mientras que las imágenes de dioses clásicos y de figuras mitológicas de la colección del J. Paul Getty Museum permite acercamientos transculturales al estudio de la religión y del arte de los imperios. Se presentan también en la exposición libros, mapas y otros documentos que arrojan luz sobre la recepción de la cultura azteca en Europa.

Temas de la Exposición
El imperio azteca dominó Altiplano Central de México desde 1460 hasta 1519. Gracias a la riqueza tributaria acumulada en la capital, Tenochtitlan (ubicada en la actual ciudad de México), sus artistas y arquitectos pudieron crear obras de arte de una sorprendente sofisticación a escala monumental. Durante el gobierno del noveno emperador, Motecuhzoma II (conocido como Moctezuma), el imperio alcanzó su apogeo máxima expansión y poderío. Cuando el conquistador español Hernán Cortés entró en el Valle de México en 1519, se encontró frente a una de las metrópolis más grandes del mundo en aquella época, con un paisaje urbano dominado por altos templos piramidales, jardines y mercados abundantes. La espléndida ciudad-isla de Motecuhzoma les pareció un sueño a los españoles, comparable únicamente a las legendarias ciudades de Jerusalén, Cartago y Roma.

Enfrentados a una civilización asombrosa con pocos precedentes, los conquistadores y misioneros españoles veían la cultura azteca a través del prisma de la historia, la filosofía y el derechogreco-romanos. El encuentro de los conquistadores con las civilizaciones de las Américas coincidió con el redescubrimiento en la Europa renacentista de la antigüedad clásica. Para muchos españoles, los aztecas eran los romanos del Nuevo Mundo. El Panteón Azteca examina los inesperados contextos en los que el clasicismo inspiró el diálogo entre Mesoamérica y Europa entre los años 1500 y 1700, cuando era una práctica común establecer paralelos entre dos grandes imperios, el azteca y el romano.

Tras la derrota de Motecuhzoma II y la destrucción de Tenochtitlan a manos de Cortés, el misionero franciscano Bernardino de Sahagún compiló una historia de la civilización azteca desde sus orígenes hasta la conquista, conocida como el Códice Florentino. Sahagún identificó las principales divinidades aztecas con sus equivalentes romanos: Huitzilopochtli es otro Hércules, mientras que Tezcatlipoca y Chicomecóatl son los equivalentes de Júpiter y Ceres, respectivamente. Sahagún y sus colaboradores aztecas buscaron antecedentes en la mitología greco-romana para que los europeos pudieran comprender más fácilmente las creencias religiosas de los aztecas. Asimismo, en el siglo XVIII algunos especialistas en religión comparativa como Bernard Picart identificaron la antigua divinidad mesoamericana Quetzalcóatl con el dios romano Mercurio, asociado como aquél con el comercio y el viento.

“Aunque las culturas greco-romana y azteca eran fenómenos históricos distintos y se desarrollaron separadamente, los europeos aplicaban marcos de referencia familiares a un Nuevo Mundo que era en gran parte incomprensible,” explica Claire Lyons curadora de arte antiguo del J. Paul Getty Museum. “La exhibición de estos relieves, artefactos votivos y estatuas de culto monumentales en el ambiente romano de la Getty Villa proporciona una oportunidad única para explorar un episodio poco conocido de analogía cultural: el diálogo entre el Viejo y el Nuevo Mundo que comenzó en la era de las exploraciones, continuó durante la Ilustración y sigue informándonos en el presente.”

John Pohl, co-curador de la exposición y profesor de UCLA, añade, “Estoy encantado de haber contribuido a traer esta exposición a Los Ángeles, que tiene una conexión histórica tan importante con la nación mexicana y su pueblo. Esta exposición, que debería haberse celebrado mucho antes, es una gran oportunidad para que una prestigiosa institución como el Getty no sólo reconozca la sofisticación del arte azteca, sino que lo presente junto a las grandes tradiciones artísticas de Grecia y Roma.”

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