Autorretrato, 11 de mayo de 1946
Lápiz sobre papel, 63 x 49 cm
Adquisición 1997.
Centre Georges Pompidou, Musée National d’Art Moderne – Centre de Création Industrielle, París
Man Ray
Antonin Artaud, 1926
Impresión de gelatina de plata, copia posterior, 8,6 x 6,1 cm
Centre Georges Pompidou, Musée National d’Art Moderne – Centre de Création Industrielle, París
La projection du véritable corps [La proyección del verdadero cuerpo],
18 de noviembre de 1946
Lápiz y lápiz graso de color sobre papel, 52,5 x 74 cm
Legado Paule Thévenin 1994.
Centre Georges Pompidou, Musée National d’Art Moderne – Centre de Création Industrielle, París
La Casa Encendida presenta una retrospectiva de Antonin Artaud
La Casa Encendida de Obra Social Caja Madrid presenta, por primera vez en España, una retrospectiva sobre la vida y obra de Antonin Artaud, uno de los artistas más singulares que ha dado el siglo XX. La muestra, bajo el título de “Artaud” y comisariada por Marta González Orbegozo, mostrará una de las vertientes creativas del autor: sus dibujos y cahiers, además de algunas fotografías y una selección de manuscritos y documentos que nos acercan a su mundo poético y ayudan a descubrir la personalidad del controvertido artista
del 3 de abril al 7 de junio de 2009
La Casa Encendida de Obra Social Caja Madrid acoge la primera retrospectiva sobre la obra gráfica del artista francés Antonin Artaud. La muestra, bajo el título “Artaud” y comisariada por Marta González Orbegozo cuenta con la participación excepcional de de la Bibliothèque Nationale de France, la colaboración especial de Centre Georges Pompidou de París y el Musée Cantini de Marsella. Además de contar con la colaboración de los herederos del escritor, coleccionistas particulares e instituciones tales como la Bibliothèque Litteraire Jacques Doucet, París, o The Pierre and Gaetana Matisse Foundation, Nueva York.
Antonin Artaud pertenece al grupo de pensadores que revolucionaron la escena del siglo XX; actor y crítico de arte en los años treinta, fue un viajero experimental, narrador, dibujante y, sobre todo, poeta. Conocido como escritor y reconocido como teórico de una nueva forma de entender el teatro, su texto El teatro y su doble sigue leyéndose, en el ámbito de las artes escénicas, con la misma devoción que las teorías de Stanislavski o Grotowski.
La comisaria de la exposición, Marta González Orbegozo, nos dice sobre la misma: «Los dibujos y los cahiers de Artaud, intensos y desgarradores, son el objetivo de la muestra organizada por La Casa Encendida. Su obra gráfica, libre y singular, es una apasionada vertiente de la polifacética energía creadora que le impulsó toda su vida». En efecto, en las obras que ahora presentamos en esta exposición se pone de manifiesto toda su energía, pero también su dolor y sus obsesiones; porque, al fin y al cabo, Artaud descubrió otra manera de hacer poesía.
Antonin Artaud (Marsella, 1896-1948), publicó sus primeros versos bajo el título de “Tric Trac du Ciel” (1924), hecho que le permitió entrar en contacto con el grupo de surrealistas liderado por André Breton. Poco después decidió romper con ellos y comenzó su carrera como actor, pero no obtuvo el reconocimiento deseado y decidió dedicarse al estudio teórico del teatro y la escenografía.
Tras abandonar el teatro decide instalarse en México, donde vivirá varios meses con los indios tarahumaras, habitantes de la Sierra Madre. A raíz de esta experiencia Artaud escribe el libro “Los Tarahumaras”. Después de permanecer más de diez años recluido en un sanatorio a causa de los sucesivos delirios mentales, es reconocido por la crítica parisina como el padre de la nueva escena. La recopilación de sus ensayos aparecida en 1938 con el título de “El teatro y su doble” se ha convertido en la obra más célebre de Antonin Artaud. En uno de esos textos, titulado “El teatro y la crueldad”, Artaud expone su proyecto teatral: “En el punto de desgaste a que ha llegado nuestra sensibilidad, lo cierto es que tenemos necesidad ante todo de un teatro que nos despierte: nervios y corazón”. Para Artaud, en esa época se trataba de regenerar el teatro occidental, de luchar contra el teatro de entretenimiento, volviendo a situar el cuerpo en el primer plano de la acción escénica. Desde entonces recurrirá a un teatro de signos en el que la improvisación se fundamenta en el gesto, el cuerpo y la implicación física del actor.
Convertido ya en el gran visionario del teatro contemporáneo, publica “Lettres de Rodez“ (1946) y “Van Gogh, le Suicidé de la Société“ (1947). Su obra más conocida, “Para acabar con el juicio de Dios“ (1948), es póstuma. Antonin Artaud muere el 4 de marzo de ese mismo año, unos meses antes de que su última publicación llegue a las librerías.
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