Arte Etrusco
Antes del Imperio
«Para el etrusco, todo estaba vivo: el universo entero vivía, y la tarea del hombre era vivir en medio de todo ello. Tenía que atraer la vida hacia sí mismo, a partir de las enormes vitalidades errantes del mundo»
D.H. Lawrence: “Lugares Etruscos”
Imágenes: Sarcófago de los esposos, c.530-500 a.C., Museo Nacional Etrusco. Fotografía de Sailko ·· Quimera de Arezzo, c. 400 a.C., Museo Nacional Etrusco ·· Bailarines y músicos, c.475 a.C., tumba de los leopardos, necrópolis de Monterozzi.
La civilización etrusca se desarrolló en la parte central de lo que hoy es Italia (principalmente regiones de Toscana, Umbría y norte de Lazio), apareciendo entre los siglos X y IX a.C, y siendo asimilada por la pujante civilización romana entre los siglos IV y I a.C. Desarrollaron un arte de influencia griega, del que ha sobrevivido una buena cantidad de obras de carácter funerario.
En cuanto a la “identidad” e “independencia” del arte etrusco, existen opiniones algo enfrentadas. Por un lado, varios estudiosos, si bien reconociendo la originalidad de parte del arte etrusco, señalan una clara continuidad del mismo con respecto al arte griego o fenicio. Por ejemplo, Miguel Ángel Elvira y Antonio Blanco Freijeiro se preguntaron “¿por qué el arte etrusco no alcanzó un nivel de absoluta independencia en su lenguaje plástico? ¿ Qué hizo que, en muchos campos, artistas y clientes etruscos se contentasen con estilos creados a cientos de leguas de Etruria, en Fenicia y, sobre todo, en Grecia” (“Etruria y Roma republicana”, 1989). Por el contrario, Jocelyn Penny Small, en su publicación “Looking at Etruscan Art in the Meadows Museum” (2009) indica que “nadie cuestiona la idea de que los etruscos tenían una cultura propia. (…) Hay consenso en que los etruscos produjeron objetos que pueden llamarse etruscos durante algo así como 800 años. (…) Hicieron objetos que nunca fueron hechos por los griegos, como urnas bicónicas”.
En la escultura, los etruscos usaron sobre todo el bronce y la terracota, siendo este último material el empleado en las más famosas obras maestras del arte etrusco. El Apolo de Veyes (Veii) (c.510-500 a.C., Museo Nacional Etrusco, Roma) es una estatua de tamaño natural atribuida a Vulca, el escultor del que Plinio el Viejo dijo que sus obras eran “más admiradas que el oro”. El Sarcófago de los esposos, también expuesto en el Museo Nacional Etrusco, y el Sarcófago de Cerveteri (Museo del Louvre), fueron creados, al igual que el Apolo de Veyes, a finales del siglo VI a.C., y algunos historiadores han propuesto que podrían ser obra del mismo artista. El Sarcófago de Seianti Hanunia Tlesnasa, hoy en el Museo Británico, es una de las últimas obras maestras del arte etrusco, ya con influencias romanas. En bronce, la gran obra maestra del arte etrusco es la Quimera de Arezzo, creada hacia el año 400 a.C.
También notable es la pintura etrusca, que ha sobrevivido en las paredes de varias tumbas, como la Tumba de los Leopardos o la Tumba del Triclinio. Como señala Stephan Steingr (“Etruscan and Greek Tomb Painting in Italy”), la pintura etrusca constituye el primer capítulo en la importante historia de la pintura italiana. Por otra parte, la influencia del arte griego es especialmente notable en la pintura etrusca de vasos.
G. Fernández · theartwolf.com
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