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Estilos del Arte Americano

Herencias e identidades de un joven país

Por supuesto, es positivo viajar a otros países y ver las obras de los antiguos maestros, pero los estadounidenses deben abrirse camino en sus propios campos mientras lo hacen. Deben salir por sí mismos, y sólo así crearemos un arte auténtico y verdaderamente americano

Thomas Eakins

Tonalismo: George Inness, «Puesta de sol en el Passaic», 1891. Óleo sobre lienzo, Honolulu Museum of Art ·· Realismo Americano: Edward Hopper, «Nighthawks», 1942. Óleo sobre lienzo , Art Institute of Chicago. © Artists Rights Society, New York.

El arte americano, desde el Barroco novohispano de Mexico hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial, siguió por lo general una línea de evolución paralela al arte europeo, adoptando los estilos a la particularidad americana. Por ello, en esta sección de Periodos y Estilos Artísticos no se ha dedicado hasta este punto un capítulo específico para el arte americano (más allá, por supuesto, que los dedicados al arte precolombino y de los nativos americanos), optándose por comentar dichas particularidades americanas dentro del capítulo correspondiente. Por ejemplo, la Escuela del Río Hudson se ha incluido dentro de la entrada dedicada al Romanticismo, y la misma estrategia se ha seguido para explicar las características distintivas del Neoclasicismo y el Impresionismo americano, o del surrealismo latinoamericano. No obstante, existen ciertos movimientos que no tuvieron equivalente directo en Europa, que hemos incluido en el presente capítulo.

Tonalismo

El Tonalismo surgió en Estados Unidos en el último cuarto del siglo XIX, caracterizado por sus paisajes melancólicos, atmosféricos y nebulosos. «La luz tonalista es la memoria encarnada, la memoria filtrada, la memoria infundida, mientras que el uso de la memoria, la perfección de la memoria para representar cualidades específicas de la luz se consideraba tanto una habilidad práctica… como una disciplina necesaria del artista profesional«. (David Cleveland: A History of American Tonalism 1880-1920). El Tonalismo, que encontró en George Innes (1825-1894) y en James McNeill Whistler (1834-1903) a sus más famosos practicantes, tuvo una breve duración, siendo pronto oscurecido por el Impresionismo americano, pero constituye quizás el primer estilo artístico característicamente americano.

El Realismo americano. Regionalismo y la Escuela Ashcan

En el arte europeo, se suele identificar el término “realismo” con el movimiento artístico de mediados del siglo XIX, liderado por Courbet y los pintores de la Escuela de Barbizon. En Estados Unidos, pese a que el realismo decimonónico tuvo representantes tan notables como Thomas Eakins (1844-1916) y posteriormente el que puede ser considerado el artista más importante de la América del siglo XIX, Winslow Homer (1836-1910, si bien el estilo de este último no puede ser considerado como puramente realista); el Realismo en el arte americano tuvo su apogeo a principios del siglo XX, coincidiendo con un periodo de enorme cambio en la sociedad de los Estados Unidos.

Realismo americano (Escuela Ashcan): : George Bellows, «New York», 1911. Óleo sobre lienzo, National Gallery of Art, Washington ·· Realismo Americano (regionalismo): Grant Wood, «American Gothic», 1930. Óleo sobre lienzo , Art Institute of Chicago.

El Nueva York de principios del siglo XX vio nacer a un grupo artístico conocido como “Los ocho”, entre los que se encontraron Robert Henri (1865–1929), John Sloan (1871–1951), y Everett Shinn (1876–1953), que darían lugar a un grupo más amplio, la llamada Escuela Ashcan, un grupo no organizado de pintores fascinados por la atmósfera vibrante y bulliciosa de la ciudad. Los artistas de la Escuela Ashcan “documentaron de forma selectiva una época inquietante y de transición en la cultura estadounidense, marcada por la confianza y la duda, el entusiasmo y la inquietud” (H. Barbara Weinberg: «The Ashcan School», Metropolitan Museum of Art, 2010).

Relacionados en mayor o menor medida con la Escuela Ashcan se encuentran los dos más importantes pintores del realismo americano del siglo XX: George Bellows (1882-1925) y Edward Hopper (1882-1967). George Bellows fue, sin lugar a dudas, el gran cronista de la vida neoyorquina de principios del siglo XX, que representó a multitud de niveles, tanto en vistas urbanas (“Nueva York”, 1911) como escenas deportivas (“Dempsey contra Firpo”, 1924). Por su parte, Edward Hopper nunca se consideró como parte de ninguna escuela (“La única influencia real que he tenido he sido yo mismo”, escribió en 1956), pero le une a la Escuela su interés por la vida urbana, que Hopper representa a menudo como solitaria y enigmática, como en su célebre “Nighthawks” (1942).

Tras la Gran Depresión, surge el Regionalismo o realismo regionalista. Mientras que la Escuela Ashcan se centraba en la vibrante vida urbana, en ocasiones con un exceso de optimismo, el Regionalismo se enfoca en la vida rural, más estática y en ocasiones sombría. “American Gothic” (1930), obra de Grant Wood (1891-1942) es la pintura más conocida de este movimiento, y un icono del arte americano.

El Realismo americano continuó teniendo representantes notables durante gran parte del siglo XX, destacando las figuras de Norman Rockwell (1894-1978) y Andrew Wyeth (1917-2009).

Precisionismo: Charles Demuth, » I Saw the Figure 5 in Gold», 1928. Óleo sobre lienzo, Metropolitan Museum of Art ·· Muralismo mexicano: José Clemente Orozco, «Omnisciencia», 1925. Mural, Centro Histórico, Ciudad de México..

Precisionismo: entre el cubismo y el realismo

El Precisionismo es un estilo artístico heterogéneo, que, partiendo de un fondo realista, tomó elementos del cubismo y del futurismo, interesándose sobre todo por los paisajes urbanos e industriales de la América de los años 20 y 30. Su representante más notable fue probablemente Charles Demuth (1883-1925), autor de “I Saw the Figure 5 in Gold” (1928), una de las pinturas más famosas y estudiadas del arte americano, en la que se encuentran elementos cubistas y futuristas dentro de una composición que parece anticipar el Arte Pop de los años 60.

Muralismo mexicano

Tras la Revolución Mexicana de 1910, los artistas mexicanos buscaron participar en la creación de una identidad nacional. Surge entonces el muralismo mexicano, cuyas obras de dimensiones monumentales expresan ideas claramente nacionalistas y socialistas, y en parte indigenistas. En este sentido, “la iconografía del muralismo, al recrear la imagen de la revolución obrera y campesina, crea un arte consagratorio que el Estado usufructuó en su proceso de legitimación y homogeneización nacional” (Claudia Mandel: “Muralismo Mexicano: arte público / identidad / memoria colectiva”, 2007)

Los tres grandes representantes del muralismo fueron José Clemente Orozco (1883-1949), Diego Rivera (1886-1957) y David Alfaro Siqueiros (1896-1974). Orozco es el autor de los frescos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, destacable por su crítica a la justicia en un edificio institucional. Siqueiros -pintor que llegó a estar encarcelado por su participación en el intento de asesinato de Leon Trotsky- pintó “El pueblo a la universidad, la universidad al pueblo” en la Universidad Nacional Autónoma de México. Por su parte, la obra más célebre de Rivera es «Man at the Crossroads«, obra encargada por Nelson Rockefeller para el Rockefeller Plaza, que generó una enorme polémica por su defensa del socialismo en el epicentro del capitalismo, lo que llevó finalmente a su destrucción cuando Rivera se negó a “suavizar” el mensaje de la pintura.

G. Fernández · theartwolf.com

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