Del Arts and Crafts al Art Nouveau
El artesano artista
Con la arrogancia de la juventud, me propuse nada menos que transformar el mundo con la Belleza. Si he tenido éxito de alguna manera, aunque sólo sea en un pequeño rincón del mundo, entre los hombres y mujeres que amo, entonces me consideraré bendecido, y bendecido, y bendecido, y mi trabajo continuará
William Morris
William Morris: diseño para papel pintado Trellis, 1862 ·· Charles Rennie Mackintosh: comedor para la “Casa para un amante del arte”, 1901. Fotografía de Jean-Pierre Dalbéra, licencia C.C. 2.0.
La secular y algo elitista separación entre Bellas Artes y Artes Decorativas, presente en el arte europeo desde el Renacimiento, comenzó al fin a ponerse en tela de juicio en la segunda mitad del siglo XIX. En 1859, William Morris (1834- 1896), buen conocedor de las teorías estéticas de John Ruskin (1819-1900), encarga al arquitecto Philip Webb (1831-1915) la construcción de la Red House, un edificio de estilo neogótico donde dos años más tarde funda la Morris, Marshall, Faulkner & Co., un taller de artistas que buscaban recuperar los métodos artesanales del periodo gótico. El taller, conocido a veces como “the Firm” produjo una gran cantidad de obras, incluyendo murales, vidrieras, tallas, tapices y mobiliario. Morris, cuyo compromiso social estaba claro incluso antes de que entrase a formar parte de la Liga Socialista en 1884, abogaba por un arte accesible para todos, dentro y fuera de sus casas, una belleza que pudiera ser apreciada durante la vida cotidiana. “No quiero el arte para unos pocos, como tampoco quiero la educación para unos pocos o la libertad para unos pocos”, escribió en 1877.
La exposición de las obras de Morris y su taller en la Exposición Internacional de Londres de 1862 atrajo la atención de público y crítica, y podría considerarse como el punto de partida del movimiento Arts and Crafts, que -tras una serie de esfuerzos individuales, destacando el del arquitecto y diseñador Arthur Heygate Mackmurdo (1851-1942) – florecería definitivamente con la formación, en 1887, de la Arts and Crafts Exhibition Society, y con la formación de la llamada Escuela de Glasgow. Dentro de esta última resulta fundamental la figura de Charles Rennie Mackintosh (1868-1928), que desde muy joven rompió las fronteras entre artista y artesano, ejerciendo como pintor, arquitecto, y diseñador de mobiliario. También debe destacarse a las conocidas como Glasgow Girls, un grupo de mujeres que estudiaron en la Glasgow School of Arts durante un periodo aperturista de la misma, y entre las que destacaron las hermanas Margaret (1864-1933) y Frances MacDonald (1873-1921).
Con la Escuela de Glasgow puede considerarse cumplido el anhelo de Morris de eliminar la separación entre Bellas Artes y Artes Decorativas. Surge así el “Modern Style” británico, que incorpora el gusto por la artesanía del Arts and Crafts junto con la pintura de figuras como Bessie MacNicol (1869-1904). La exposición de las obras de los artistas del Modern Style tendría una gran influencia en los artistas de la Secesión Vienesa, de la que se hablará posteriormente.
Victor Horta: Escalera del Hôtel Tassel, 1893 ·· Hector Guimard: Entrada de la estación de metro Porte Dauphine en París, 1900-1903.
El Art Nouveau en Francia y Bélgica
En 1892, un joven arquitecto llamado Victor Horta (1861-1947), proyecta en Bruselas el Hôtel Tassel, completado al año siguiente, en el que el arquitecto rompía con la tipología clásica de edificio de viviendas empleada en Bélgica y Francia hasta entonces. En el Hôtel Tassel, como en otras edificaciones posteriores de Horta (Hôtel Van Eetvelde o la desaparecida Maison du Peuple) el espacio central del edificio es una luminosa zona común, que alumbra un interior en el que la decoración de formas sinuosas es omnipresente. En las obras de Horta, elementos hasta entonces “pasados por alto”, como barandillas y pomos de puertas, se tratan como obras de arte al servicio del habitante. En 1895, el marchante Siegfried Bing (1838-1905) abre en París la Maison de l’Art Nouveau, una galería en la que el término “ecléctico” cobraba una nueva dimensión. En ella, pinturas de Seurat y Toulouse-Lautrec se exponían junto con joyería y vidrieras del americano Louis Comfort Tiffany, de quien se hablará posteriormente. Se podría decir que, al igual que la Exposición Internacional de Londres de 1862 significó la aceptación del Arts & Crafts en Reino Unido, la Exposición Internacional de París de 1900 supuso el gran triunfo del Art Nouveau en Francia y Bélgica. El nouveau style se hace norma, y el París de la Belle Époque se transforma en un museo al aire libre. Hector Guimard (1867-1942) convierte kioskos y entradas de metro en obras de arte. Los posters y decoraciones de Alphonse Mucha (1860-1939) adornan comercios y galerías. Más allá de París, se debe destacar la llamada École de Nancy y, ya fuera de Francia y Bélgica, pero con claras influencias del nouveau style, el Nieuwe Kunst holandés.
Louis Comfort Tiffany: Ángel de la Resurrección. Vidriera, 1904. Indianapolis Museum of Art ·· Antoni Gaudí: Casa Batlló, Barcelona. 1904-1906
Art Nouveau en Estados Unidos.
La gran figura del Art Nouveau en Estados Unidos fue Louis Comfort Tiffany (1848-1933). Nacido en el seno de una acomodada familia de joyeros, Tiffany pudo estudiar arte con maestros tan distinguidos como George Inness en Nueva York y León Bailly en París. Influenciado por el Arts and Crafts de Morris, estableció su propio estudio de vidrieras en 1885, que iría ampliando con los años.»Lo que comenzó como interpretaciones formales de la naturaleza se convirtió en un amor por el naturalismo exuberante, y a medida que su carrera artística avanzaba, se preocupó cada vez más por las representaciones ilusionistas de paisajes y flores. El suyo no era un enfoque intelectual del arte; más bien era un enfoque sensorial, que proporcionaba festines de color, luz y textura» (Alice Cooney Frelinghuysen: “Louis Comfort Tiffany at the Metropolitan Museum of Art”, 1998). Además de Tiffany, en Estados Unidos debe mencionarse la figura del diseñador John La Farge (1835-1910) y del arquitecto Louis Sullivan (1856-1924).
Gaudí y el modernismo catalán
La fascinante figura de Antoni Gaudí (1852-1926) domina todo el Modernisme Catalá, que se desarrolló a la par que el Art Nouveau franco-belga, y que se manifestó sobre todo en la arquitectura. Hombre de profundas convicciones religiosas, para Gaudí la naturaleza (la creación divina) es su maestra, y de su observación surgen las formas orgánicas presentes en sus obras, desde proyectos residenciales (Casa Batlló, Casa Milà), urbanos (Parque Güell) o religiosos (Templo de la Sagrada Familia). Tras Gaudí, podemos destacar las figuras del arquitecto Lluís Domènech i Montaner (1849-1923) y del pintor y diseñador Ramón Casas (1866-1932)
Modernismo nórdico: el Jūgendstil En el norte de Europa (Alemania, Escandinavia y el Báltico), el Art Nouveau se conoce habitualmente como Jūgendstil (“Estilo Joven”), nombre tomado de una influyente revista de arte fundada en 1896 por el crítico Georg Hirth (1841-1916), quien también dio nombre a la llamada Secesión de Múnich, grupo de artistas que influiría notablemente en las posteriores Secesión de Berlin y la más famosa Secesión de Viena. En Escandinavia destacaron los arquitectos y diseñadores finlandeses Lars Sonck (1870-1956) Eliel Saarinen (1873-1950). Riga, capital de Letonia, fue un importante centro modernista, destacando la obra del arquitecto Konstantīns Pēkšēns (1859-1928)
Josef Hoffmann: Palacio Stoclet, Bruselas, 1905-1911. Fotografía de PtrQs, licencia C.C. 4.0 ·· Gustav Klimt: “El Beso”, 1907-08. Viena, Belvedere.
“A cada tiempo su arte, a cada arte su libertad”: la Secesión Vienesa
Uno de los grupos modernistas más polifacéticos e importantes fue la llamada Secesión Vienesa o Secesión de Viena, fundada en 1897. Al contrario que las Secesiones alemanas, que se encuadraron claramente dentro del Jūgendstil de inspiración Nouveau, la de Viena “desarrolló su propio ‘estilo de secesión’, centrado en la simetría y la repetición más que en las formas naturales. La forma dominante fue el cuadrado, y los motivos recurrentes la cuadrícula y el damero” (Roberto Rosenman: «Vienna Secession, 1898-1905)». Este “gusto por el orden” es apreciable en las dos grandes obras arquitectónicas de la Secesión de Viena: el Pabellón de la Secesión, de Joseph Maria Olbrich (1867-1908) y, sobre todo, el Palacio Stoclet, de Josef Hoffmann (1870-1956)
Pero, al contrario que en otros centros modernistas, la figura más destacada de la Secesión de Viena no fue un arquitecto ni un diseñador, sino un pintor. Gustav Klimt (1862-1918), artista de formación académica, desarrolló un estilo personal, de inspiración claramente simbolista que alcanzó su apogeo en la primera década del siglo XX, en su llamado “Periodo Dorado”, con obras como el “Retrato de Adele Bloch-Bauer I” y “El Beso”, ambas pintadas en 1907-1908. El estilo de Klimt influiría de forma decisiva en Egon Schiele (1890-1918), quien al final de su corta vida había evolucionado ya hacia la pintura expresionista.
G. Fernández · theartwolf.com
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