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Johannes Vermeer · Vista de Delft

1660 – 1661 – Óleo sobre lienzo – Mauritshuis, La Haya

De esta pintura se ha dicho que es la primera obra impresionista de la historia de la pintura. Marcel Proust llegó incluso a asegurar que era “el más bello cuadro del mundo”. Elogios al margen, la pintura es la cumbre del paisajismo holandés del siglo XVII y, por consiguiente, uno de los grandes paisajes urbanos de todos los tiempos.

La composición aparentemente sencilla encierra algunos elementos excepcionalmente interesantes: en primer lugar, destaca la claridad, casi pureza, con la que Vermeer representa los edificios de la ciudad, para lo cual ha tenido sin duda que eliminar varias embarcaciones que sin duda estarían varadas en el puerto de la ciudad. Esto permite resaltar la visión de la arquitectura de Delft, que a su vez constituye una barrera visual que impide la visión más allá de la profundidad decidida por el pintor. Esto divide la composición claramente en tres planos: el superior, que ocupa aproximadamente tres quintas partes de la pintura, representando el cielo; un intermedio que corresponde a la muralla visual arquitectónica, y un inferior, en el que, junto al agua –que actúa como espejo del plano anterior- aparece un pequeño grupo de figuras, pintadas –a diferencia de en otros muchos paisajes de la época- por el mismo pintor. La pintura, increíblemente precisa, hizo suponer a muchos críticos el uso de una cámara oscura, aunque dicho extremo no ha sido confirmado.

Texto: G. Fernández, theartwolf.com

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