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El último Rafael en el Prado

Rafael - Baldassare Castiglione

Rafael
Retrato de Baldassare Castiglione, c.1514-15
Louvre, Paris

El último Rafael en el Prado El Museo del Prado presenta la exposición ‘El último Rafael’, una de las exposiciones más importantes dedicadas al artista y su taller, y la primera centrada en sus años finales. Del 12 de junio al 16 de septiembre de 2012.]]>

Fuente: Museo del Prado

«El último Rafael», comisariada por Paul Joannides (Cambridge University) y Tom Henry (experto independiente) y coordinada por Miguel Falomir, Museo del Prado, y Vincent Delieuvin, Musée du Louvre, es, hasta ahora, la primera gran exposición monográfica de Rafael (Raffaello Sanzio, 1483-1520) que combina pinturas y dibujos centrándose en los últimos siete años de su corta vida – murió en Roma el día que cumplía treinta y siete años-, el periodo de su carrera que alcanzaría mayor impacto en el arte europeo posterior. Sin embargo, sus últimas pinturas no han sido bien comprendidas, en parte porque presentan problemas de cronología, en parte porque su diversidad desconcierta, y en parte también porque no trabajaba solo.

Delimitar mejor las fronteras entre las obras ejecutadas por Rafael y las realizadas con la participación de sus principales ayudantes, Giulio Romano (h. 1499 – 1546) y Gianfrancesco Penni (h. 1496 – 1528) es a lo que aspira esta exposición que arranca en 1513, cuando Rafael ya llevaba trabajando en Roma cinco años decorando las monumentales estancias vaticanas en paralelo a otros importantes artistas italianos, como Miguel Ángel (su principal rival que trabajaba entonces en la Capilla Sixtina) y Sebastiano del Piombo, primero bajo el pontificado del Papa Julio II y después del Papa León X.

Con el cambio del pontificado, Rafael asume un nivel mayor de encargos tanto del Papa como de sus benefactores, y empieza entonces a rodearse de ayudantes. Su taller fue, posiblemente, el mayor de los formados hasta entonces bajo el magisterio de un único gran maestro de la pintura, llegando a contar con cincuenta pupilos y ayudantes.

La exposición enfrenta al espectador con el resultado de la eficiencia de ese taller, liderado por la gran versatilidad de Rafael, quién, además de pintor de pinturas de caballete –el objeto de la muestra-, fue pintor de frescos -en las estancias vaticanas o Villa Farnesina-, diseñador de cartones para tapices –para la Capilla Sixtina-, y arquitecto -continuó la construcción de San Pedro a la muerte de Bramante-.

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